Por: Luis Roberto Peralta Hernández
Fue el 8 de septiembre de 1958 cuando el IV Congreso de la Organización Mundial del Periodista, celebrado en Bucarest, determinó conmemorar esta fecha como el Día Internacional del Periodista.
Como ya ha sido comentado en colaboraciones anteriores, el término adecuado es conmemorar más no celebrar ya que regularmente el origen del reconocimiento de algunos días, no necesariamente es algo de “celebrarse” sino más bien, a través de su establecimiento, sensibilizar a la sociedad acerca de un acontecimiento que marca un sisma en un área de la convivencia humana. La conmemoración de este día surge para honrar al periodista checoslovaco Julius Fucik.
Nacido en Praga, Fucik se convirtió en redactor bajo el pseudónimo de “Doctor Horak” cuando el ejército nazi ya había ocupado su país. Para 1942, fue detenido por la GESTAPO (Policía de la Alemania nazi) siendo traslado, torturado y vejado en el ejercicio de sus derechos hasta el año de 1943 cuando fue decapitado. Antes de su ejecución vio la luz su ejercicio periodístico denominado “Al pie de la horca” en él, narraba la forma en que se desarrollaba la vida dentro de las prisiones nazis, los maltratos, las humillaciones y los sentimientos que tenían todas aquellas personas que, en su mayoría estaban presos por oponerse y manifestarse en contra de la ideología de la Alemania de Hitler, muchos de ellos habían ejercido su libertad de expresión a través del periodismo.
En la actualidad tristemente la labor periodística a lo largo de la historia y la posibilidad de que alguien realice cualquier tipo de investigación que ponga al descubierto “algo” ha sido motivo de represión.
Los orígenes del periodismo se remontan prácticamente a la historia de la humanidad, en un primer momento a través de la tradición oral en que cada núcleo social compartía información con otros. Más adelante, gracias al descubrimiento de ciertos vestigios como lo son las pinturas rupestres, pudimos conocer la forma de vida de los primeros grupos gregarios, posteriormente se comenzó a utilizar pieles como pergaminos para dejar constancia de lo que acontecía. Fueron lo Mesopotámicos quienes en tablas de arcilla a través del desarrollo de la escritura cuneiforme, se describían acontecimientos políticos, religiosos y económicos siendo los primeros historiadores y narradores de los hechos cotidianos.
En Roma se publicaban, por ejemplo, las llamadas Actas Públicas y las Actas Diurnas las cuales, además de considerarse como documentos oficiales en que se describían pormenores de los acontecimientos del gobierno, se hacía remembranzas de hechos sociales y narraba las relaciones entre los miembros de la ciudad.
Ya para la Edad Media, eran los monarcas quienes compartían información en el interior de los reinos a través de gacetas cuya periodicidad era variable y era un medio de comunicación podríamos llamarlo “oficial”. Además, proliferaron los denominados juglares que narraban las gestas heroicas de sus reyes. Para 1702 nace el primer diario llamado “Daily Courrant”.
El periodismo puede ser definido como la profesión por medio de la cual se realizan actividades sistematizadas con el objetivo de encontrar, compilar, relacionar y redactar información para estar en aptitud de hacerla del conocimiento público a través de distintos medios masivos de comunicación.
La teoría nos indica que el periodismo puede ser clasificado de diversas formas entre ellas destacan: el informativo y el investigativo. El primero de ellos tiene como primordial función la dar a conocer la realidad del entorno social de un colectivo determinado; el segundo tiene como principal característica el que, además de dar a conocer la realidad, trata de dar a conocer al público, no solamente la noticia, sino además las causas, los factores que la generaron, las pistas, testimonios y personajes que intervinieron en el suceso.
Es precisamente esta última forma de periodismo, la que ha colocado a quienes la ejercen como grupo vulnerable en materia de Derechos Humanos, toda vez que sistemáticamente hay quienes tratan de limitarles el ejercicio de su profesión, ya sean miembros del poder público o por particulares que ven afectados sus intereses con la publicación de su trabajo.
Si bien, como fue descrito en párrafos anteriores, la expresión de las ideas y el publicar cierta información, ha sido motivo de que los gobiernos tratan de limitar en el ejercicio de la labor periodística, sin embargo, en la actualidad en todo el mundo también personas cuya seguridad, estabilidad y economía se pueda ver trastocada con la publicación de cierta información han ejercido violencia en contra de ellos. En la actualidad, después de Afganistán, México es el país que cuenta con mayor número de muertes de periodistas, por lo que se ha considerado como una actividad de alto riesgo.
Los derechos de las personas que ejercen la profesión del periodismo, surge y se vincula sin lugar a dudas con la libertad de expresión, ya que ésta en sentido amplio, contempla además, la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, por cualquier medio sea oral o escrito, de manera personal o mediante cualquiera de las tecnologías de la información, siendo un derecho fundamental que no puede estar sujeto a censura previa pero si condicionado a la posibilidad de sanción o responsabilidad posterior solamente en aquellos caso y bajo las condiciones expresamente fijadas por la ley.
Es por todo ello que, desde prácticamente mediados del siglo pasado, la labor periodística ha sido reconocida como el “cuarto poder” ya que a través de la información que se comparte masivamente sea ha conformado como un instrumento para que los ciudadanos estén informados de todo lo que ocurre en sus sociedades, pero además, pudiendo influir en sus decisiones; sirviendo también como medio de presión para los gobiernos y quienes detentan el poder público, así como el político, el económico y de distintos ámbitos por lo que se constituye como una actividad de alto impacto y también de alto riesgo.
Muchos especialistas sostienen que el término de cuarto poder en favor de los medios de comunicación, resulta obsoleto ya que la masificación de los medios de comunicación, así como el uso, o quizás abuso de las redes sociales, ha traído como consecuencia que cada vez sea menos la cantidad de personas que creen en los periodistas y los canales tradicionales de comunicación. Sin embargo, la labor de quienes buscan la verdad como el medio para estar informado y poder estar en condiciones de tomar mejores decisiones sin lugar a dudas es necesario y plausible, por lo tanto, es responsabilidad de los gobiernos el velar por el ejercicio de tan trascendental labor.
Ha sido gracias a la labor periodística que, dentro de la historia moderna hemos podido conocer de temas tales como: corrupción, tráfico de influencias en diversos gobiernos, fraudes millonarios, grandes estafas, escándalos sexuales, redes de trata de personas y de menores, malos manejos de los sistemas financieros de los gobiernos, persecución política, espionaje, ecocidios, lavado de dinero, delincuencia organizada entre muchas otras, siendo por tanto, una labor por demás trascendente en la evolución del hombre y la consolidación de las democracias modernas.
Cabe hacer mención que, en nuestro país, se conmemora el día 4 de enero el Día Nacional del Periodista.
“El periodismo no se improvisa, el periodista necesita vocación.”
Daniel Samper
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