
| 05 DE DICIEMBRE DE 2023 | Discapacidad a nivel mundial |
POR: VÍCTOR MANUEL REYES FERRIZ
El pasado domingo 3 de diciembre se conmemoró el “Día Internacional de las Personas con Discapacidad”, el cual, fue declarado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en la 37ª sesión plenaria del 14 de octubre de 1992 bajo la resolución 47/3 y que inicialmente fue declarado como “Día Internacional de los Impedidos” y derivado de los cambios sociales se ha ido acoplando y actualizando el nombre hasta llegar al que conocemos ahora.
Las acciones que se tomaron desde hace décadas por parte de los organismos internacionales para atender este tema central, fueron originados por las discapacidades físicas, aquellas que eran visibles y mucho influyó en proporcionar atención a las personas que combatieron sobre todo en la Segunda Guerra Mundial; por ello, su primer denominación fue impedidos y se generó un “Programa de Acción Mundial para las personas con Discapacidad” que contemplaba y hacía hincapié en la rehabilitación, donde en el sustento que generó dicho plan se hablaba que en aquellos años la cifra de personas a nivel mundial que contaban con alguna discapacidad ya sea física, mental o sensorial oscilaba en los 500 millones, lo que suponía que se veían afectados 1 de cada 10 habitantes y que de esta cifra eran al menos 350 millones de personas que se encontraban en zonas que no contaban con los servicios necesarios para superar sus limitaciones, que no solamente eran físicas sino culturales y sociales también, por lo que este programa fue el pionero en crear o generar esa conciencia colectiva para cambiar la situación de las personas con discapacidad.
Desafortunadamente como sociedad no hemos sido capaces de alcanzar un verdadero entendimiento de lo que significa e implica la inclusión en este rubro y fue en el septiembre del 2015 cuando se lanzó la denominada “Agenda 2030” que con base en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) busca reducir la brecha en distintos ámbitos pero en cada uno de ellos contempla apartados para las personas con discapacidad; empero, es preocupante porque seguimos por el mismo camino, la discriminación e incluso exclusión que sufren las personas con cualquier discapacidad es cosa de todos los días, al grado que para junio del 2019, la propia ONU echó a andar una “Estrategia de las Naciones Unidas para la inclusión de la Discapacidad” encaminando sus esfuerzos al rubro de los derechos humanos y la obligatoriedad de la accesibilidad para personas con discapacidad en todos los ámbitos en todos los países; sin embargo, reconoce un problema consistente y preocupante, la falta de datos, y es que pocas naciones han tomado en serio este tema y dedicado no solo esfuerzos sino realizando acciones para corregir y remediar esta situación por lo que de manera general no contamos con datos verificados y actualizados sobre dónde, qué y cuáles discapacidades se presentan todos los días y cómo se ha corregido, no existe un registro o institución encargada a verificar realmente que esto suceda.
En México contamos con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el cual por cierto, ha sido mundialmente reconocido por su ardua labor y exactitud en los datos; empero, el problema como siempre nos lleva al plano presupuestal, ya que su información no es del todo actualizada por que se dificulta su operación al realizar censos de manera periódica que siempre irán desfasados; por ejemplo, específicamente para el tema de discapacidad las cifras más actualizadas son del 2020 donde nos indica que existen 6’179,890 personas que cuentan con algún tipo de discapacidad representando el 4.9% de la población y las categorías en las que basa su información son discapacidad para:
- Caminar, subir o bajar
- Ver
- Oir
- Hablar o comunicarse
- Recordar o concentrarse
- Dificultad para bañarse, vestirse o comer
Si revisamos puntualmente estas categorías, encontramos que si bien es cierto el propio INEGI separa en tres vertientes su información (Población con Discapacidad, Población Limitación y Población con algún problema o condición mental), también es cierto que al sumarlas, la cifra se eleva exponencialmente hasta llegar a 20’838,108 habitantes que cuentan con cualquiera de estas tres condiciones y considero que, según la propia definición de este instituto para catalogar a las personas, es un poco ineficaz ya que la discapacidad no debería verse en torno a que si la “movilidad es poca o mucha” sino si existe y más aún, si existen causas que la detonen para compartir estos datos con las instituciones de salud correspondientes y que de ello puedan generarse políticas públicas eficientes.
Haciendo un ejercicio en retrospectiva sobre el número de personas con discapacidad en México una década atrás, podemos darnos cuenta que existían 5,1 en el 2010 contra los 20,8 que se registraron en 2020, lo que nos habla de un incremento del 407,8% cuando la población en ese mismo periodo creció en un 12,17% lo cual sin necesidad de darle muchas vueltas nos habla que algo muy mal estamos haciendo respecto a la toma de decisiones para combatir las causas de la discapacidad en nuestro país, y si lo llevamos al plano mundial el escenario no es mejor porque según cifras e informes tanto del Banco Mundial como de la Organización Mundial de la Salud en el 2010 existían más de 1’000 millones de personas con alguna discapacidad y ahora en abril de 2023 el mismo Banco Mundial arroja que es el 15% de la población, o sea 1’000 millones entonces las cifras no cuadran en absoluto ya que el pasado 15 de noviembre de 2022, fue la propia Organización de las Naciones Unidas quien en un boletín dió a conocer que en República Dominicana nació el bebé que hacía que la población mundial llegara a los 8’000,000,000 por lo tanto si utilizamos esa misma cifra para sacar el 15%, el resultado nos arroja que son 1’200,000,000 de habitantes que viven y sufren día con día algún tipo de discapacidad; se les olvidó reportar nada más 200 millones, que curioso, pero eso sí, las cumbres, convenciones y presentación de programas siguen realizándose para dar a conocer las acciones que se realizan, cuando en realidad nada ha cambiado, por el contrario, las personas con discapacidad siguen sufriendo día con día las consecuencias.
Resulta frustrante que para cualquier tema que deseemos buscar información, siempre más fácil encontrar cifras alegres, pero cuando requerimos demostrar que no se están haciendo las cosas bien, entonces no existe forma alguna de encontrar información confiable porque a nadie nos gusta que nos restrieguen en la cara que nuestro trabajo ha sido en vano y entonces aprovechando que la tendencia de mucha gente en el tema de inclusión se ha enfocado al rubro de los grupos sexuales, entonces vemos por todos lados consignas por parte de los interesados y “acciones” por parte de las autoridades encaminadas a que se respeten y hagan valer sus derechos incluso llegando a los extremos, en mi particular punto de vista irracionales, de masacrar el lenguaje para utilizar la letra “e” para abarcar a todos los géneros, que dicho sea de paso, me parece que desde ahí estamos mal, porque géneros solamente hay dos nos guste o no y ahora debemos ser políticamente correctos teniendo que expresarnos de esa manera, cuando en realidad el tema de fondo de la inclusión fue orientado a precisamente a los temas de discapacidad o discriminación por situaciones de raza, religión o cualquier otro tema que en verdad tengan un peso específico y no seguir fomentando ideas que únicamente son superficiales sin atender las causas del fondo.
Finalmente, si en verdad queremos que se respeten esos derechos humanos que tanto se habla, que exista una cultura incluyente en todos los sentidos, que se acabe la discriminación y que las personas con discapacidad sea la que sea que sufran cuenten con las herramientas necesarias para sobreponerse, entonces hagamos plantones, marchas o lo que sea que se ocurra, siempre y cuando sea en orden y sin afectar a los demás, para que todas, absolutamente todas las banquetas, calles, semáforos, cruces viales, oficinas gubernamentales, hospitales, tiendas de conveniencia, supermercados, estacionamientos, en fin, todos los lugares donde acuda una persona con discapacidad, cuenten con el personal capacitado, con los accesos necesarios, con la tecnología para ofrecer sus productos o servicios pero sobre todo con la calidez humana para tratar a cualquier persona.
DATO CULTURAL.
Un día como hoy en 1791 fallecía en Viena, Sacro Imperio Romano Germánico (actual Austria), el catedrático, compositor, director de orquesta, músico, organista, pianista y violinista Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, mejor conocido como Wolfgang Amadeus Mozart, quien es considerado como uno de los prodigios más grandes que ha tenido la historia de la música, ya que desde su infancia componía obras musicales. Entre sus obras encontramos, a diferencia de otros grandes maestros de la música, que abarcó casi todos los géneros dando resultados como “Die Zauberflöte” (La flauta mágica / 1791), “Le nozze di Figaro” (1786) y por supuesto “Misa de Réquiem en re menor” (1791) aunque no pudo ver concluida su obra ya que su enfermedad no se lo permitió y fue el compositor Franz Xaver Süssmayr quien bajo instrucción y supervisión del propio Mozart concluyó la obra; en 1870 fallecía en Puys, Francia, dramaturgo, escritor, militar y novelista Alexandre Dumas Davy de la Pailleterie, quien también incursionó en los géneros de las aventuras, melodramas y tragedias dejándonos en su legado obras como “L’homme au masque de fer” (El hombre de la máscara de hierro / 1848), “Le Comte de Montecristo” (El conde de Montecristo / 1845) y por supuesto su obra cumbre “Les trois mousquetaires” (Los tres Mosqueteros / 1844); en 1945 en el Océano Atlántico, se produce la desaparición de cinco aeronaves estadounidenses que despegaron de Florida en un ejercicio de entrenamiento llevando consigo una tripulación de 14 personas, lo que da origen a la leyenda del “Triángulo de las Bermudas”.
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