Dos grandes literatos, una industria en declive y tecnología dudosa aniquila al libro

30 DE ABRIL DE 2024 Dos grandes literatos, una industria en declive y tecnología dudosa aniquila al libro

POR: VÍCTOR MANUEL REYES FERRIZ

A sabiendas que exactamente hace una semana se conmemoró la fecha declarada como “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor”, que fue proclamada en 1995 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), tomando la propuesta del gobierno español el celebrar cada 23 de abril derivado de ser una fecha significativa en el mundo literario ya que en 1616 fallecieron dos personajes ilustres de la literatura universal, me refiero al actor, dramaturgo, escritor y poeta William Shakespeare; así como al contador, escritor, dramaturgo, novelista, poeta y soldado alcalaíno Miguel de Cervantes Saavedra, quienes podríamos sin lugar a dudas calificar como los máximos exponentes de la literatura británica e ibérica respectivamente, me gustaría tocar este tema desde una perspectiva un poco diferente a lo que usualmente vemos en las redes sociales, noticiarios, periódicos, revistas y cualquier medio de comunicación.

Con la finalidad de ahorrar un poco de tiempo y no repetir lo que se pudo externar la semana pasada en diversos medios, evitaré la solemnidad de relatar el surgimiento de esta fecha conmemorativa e iré directamente al punto.

Es de la gran mayoría de nosotros conocido el hecho que la tecnología nos proporciona grandes avances ya sea en el rubro de la medicina, la investigación, las ciencias, en la planeación, organización e incluso edificación de ciudades, en fin, la hemos aplicado en cada aspecto de nuestra vida cotidiana; empero, como siempre he externado no podemos cegarnos o intentar tapar el sol con un dedo, es decir, debemos reconocer que también tiene su lado oscuro y el mundo de los libros no es la excepción ya que las nuevas tecnologías han creado no sólo mercados emergentes sino que también han generado ciertos inconvenientes que orillan a una industria prominente a acercarse cada vez más a un final estrepitoso.

Me gustaría hacer un recuento rápido de la evolución de esta industria y para ello debemos posicionarnos en el siglo XV, cuando en 1440 se edita el primer libro que involucraba un elemento mecánico y no solo humano y que gracias a esta nueva tecnología el conocimiento comienza a distribuirse con una rapidez impresionante, ya no era necesario viajar a otros países para poder tener en tus manos el conocimiento, porque tal vez eras un ciudadano italiano pero buscabas información de nuevas técnicas artísticas que se aplicaban en Francia y debías ir al lugar para obtenerlo de primera mano, este invento podemos garantizar que es el precursor de una de las épocas en la historia más importantes que hemos vivido, el Renacimiento, y es precisamente dicho término que es aplicado con toda la asertividad posible porque re-nace una sociedad que se encontraba bajo un oscurantismo medieval y religioso que no permitía el crecimiento intelectual, por lo tanto, la imprenta y la edición de libros podríamos posicionarlo como el mayor o mejor invento de la humanidad.

La producción de libros a partir del siglo XV se volcó de una manera exacerbada, al grado que, para finales del siglo XVIII la producción de libros (contemplando cualquier disciplina) alcanzó los 1,000 millones y debemos hacer la comparativa de que la población al cierre del siglo era casi del doble, lo que significa que 1 de cada 2 habitantes del mundo entero contaban con un libro en sus manos. Para el siglo XX, entre las décadas de los 70’s y 80’s la población mundial oscilaba en 4,000 millones de personas y en esa época podemos decir que la industria editorial logró alcanzar su máximo referente, y es que, solo por nombrar a los cinco países con mayor producción de libros en aquel momento (Estados Unidos, Unión Soviética, Alemania Occidental, Gran Bretaña y Japón), la producción tuvo un incremento en las ventas mayores al 300% de pasar de 980 millones de dólares a 3,170 millones de dólares que representó el incremento de 451 millones de ejemplares anuales, así que, sin duda alguna fue un momento inédito para los lectores a nivel mundial.

Llegado el siglo XXI y con la aparición de nuevas tecnologías y en específico los denominados e-books, en algún se pensó que el libro físico podría llegar a sucumbir; empero, afortunadamente existe aún mucho público que prefiere las versiones impresas y, por ejemplo, para el año 2022 la cantidad de lectores se situaba alrededor de los 2,140 millones que representó un valor del mercado de libros cercano a los 140,850 millones de dólares, esto según cifras del sitio alemán Statista, por otra parte aunque sería casi imposible contabilizar los libros existentes en el mundo, si podemos tener una idea un poco más clara desde la aparición del llamado ISBN (International Standard Book Number) por sus siglas en inglés que no es más que una codificación que se inserta en cada libro con la finalidad de identificar plenamente un título, es decir, es un código que se compone ahora de 13 dígitos divididos en 5 clases:

  1. Prefijo de 3 dígitos (puede ser 978 o 979)
  2. Grupo de registro (indica el país, región geográfica o área lingüística).
  3. Titular (identifica un grupo o sello editorial)
  4. Publicación (identifica la edición o un formato)
  5. Dígito de control (validador matemático de la serie)

Y que gracias a esta codificación internacional que se fue implementando a partir del año de 1972 podemos tener una cifra al menos más cercana y hasta el año 2022, irónicamente gracias a las mismas nuevas tecnologías, tenemos el denominado proyecto Google Books que cuenta con más de 170’000,000 de títulos digitalizados, pero ojo, este proyecto tiene un rumbo claro y definido ya que la digitalización se ha basado en la importancia de los libros, de tal suerte que es una especie de elección “arbitraria” por denominarlo de algún modo lo que indica que existen muchísimos títulos más que no han sido aún considerados para ser digitalizados ya sea por su no tan alta trascendencia o bien porque ocupen un alto tamaño para su resguardo en sus servidores o simplemente porque la casa editorial no lo permita.

Para muchos de nosotros el tema de los libros electrónicos podría ser considerado algo nuevo; sin embargo, se tiene registro de que el antecedente a esta tecnología surgió en 1949 gracias a la patente registrada por Ángela Ruiz Robles en España donde su invento denominado “Enciclopedia Mecánica” tuvo un gran éxito, el cual, no era más que un maletín que contenía alfabetos automatizados en todos los idiomas y complementado con láminas transparentes que eran impulsados por dos bobinas para poder ser leídos; más adelante se contó con la aparición del “Proyecto Gutenberg” que es un sitio que alberga una biblioteca gratuita y que en 1987 contaba con un acervo de 313 títulos y actualmente son más de 70,000; después existió un dispositivo que lanzó al mercado la marca japonesa SONY que denominó “Bookman”, el cual, simplemente pasó desapercibido y finalmente para el año 2007 pudimos conocer la revolución de esta industria bajo el dispositivo de lectura “Kindle”.

Los esfuerzos por acercar cada vez más a la gente a leer han tenido gran impacto y el mercado del e-book ha ido ganando terreno de manera consistente, así, del año 2019 por ejemplo que existían 820,000 lectores bajo estas plataformas, para el año 2023 se incrementó a 980,000 lo que significa un incremento del 19,51% y eso representó ventas por 14’160 millones de dólares pero si hacemos un ejercicio consciente, significa que la industria editorial tradicional dejó de cubrir ese espacio por lo tanto es un duro golpe a su subsistencia que según cifras proporcionadas por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) del 2019, los ingresos generados superaron los 67,000 millones de dólares a nivel mundial y contraponiendo dichas cantidades podríamos decir que solo superaron las ventas físicas contra las electrónicas en 4,73 veces y la tendencia continúa a la baja.

Por otro lado, tenemos plataformas y aplicaciones tecnológicas cuya misión pareciera ser totalmente opuesta y tal es el caso de las que recaen en lo conocido como Inteligencia Artificial. Partiendo del punto que las ventajas que nos presentan los avances tecnológicos son sumamente amplias, también debemos reconocer que ese afán de facilitarnos la vida ha llevado a grados insostenibles y para este tema lo considero un verdadero peligro ya que, herramientas como Chat GPT, Aithor, QuillBot, TextCortex, Scrivener, Grammarly o Hemingway lo único que están fomentando es la flojera en la gente porque con cualquiera de ellas ya sean de manera gratuita o por medio de un pequeño pago, se puede hacer que el trabajo de un escritor se resuma en minutos y además literalmente robando ideas de cualquier documento que exista en la red, y esto es solo por mencionar el aspecto legal, pero donde queda el aspecto creativo, la originalidad, el esfuerzo y dedicación para poder colgarse una medalla y decir “si, yo ya escribí mi libro”. Definitivamente no encuentro un avance en ese tipo de pensamiento.

Ya se acerca el mal llamado “Día del maestro” que debería ser del PROFESOR porque no todos quienes se encuentran al frente de un aula cumplen con el grado académico de maestría, pero ese no es el punto, sino que he pensado que cada día es más difícil ser profesor por diferentes circunstancias que van desde la poca intención de los alumnos de aprender, las generaciones de cristal que pareciera que ellos le hacen un favor al profesorado al asistir a clases, el pensamiento idiota de muchos padres de familia al pensar que quienes educan a sus hijos deben ser sus profesores, una normatividad bastante deficiente que “protege” los derechos de los niños a pesar de tener ejemplos claros de agresiones a los catedráticos, dejando a un lado eso que ya bastante que decir, considero que se vuelve una profesión bastante compleja al encontrarnos en un punto, al parecer sin retorno, donde la sociedad ha normalizado un delito que es el plagio y que gracias a estas tecnologías cualquiera tiene la oportunidad de burlar cualquier candado que un profesor pueda establecer a sus pupilos con el afán de que en verdad aprendan y con la mano en la cintura pueden encontrar en internet, hacer una sinopsis perfectamente detallada de cualquier tema o incluso generar un ensayo sin siquiera conocer del tema que se les pida investigar, pero existe un dicho mexicano que aplica a la perfección “no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre” y esto es para todos los padres de familia que no se involucran en el crecimiento profesional y personal de sus hijos porque si algo hemos perdido en esta sociedad son esos valores que deben ir liderados por la honestidad.

Finalmente, me parece súmamente importante que como sociedad tengamos el criterio necesario y la capacidad de reacción ante un tema primordial que es formar generaciones racionales, pensantes, críticas, honestas y dejemos de fomentar las herramientas tecnológicas que si bien pueden ayudarnos a hacer la vida más fácil, ocasionan mayor problemática. No se ustedes pero para el tema específico de la lectura, si soy un retrógrada, no hay nada como poder tener ese cúmulo de conocimiento en mis manos, abrirlo y leer palabra por palabra, darle vuelta a cada página y percibir ese aroma único que nos regala el libro, poder hacer mis anotaciones en conceptos que llamen mi atención y que cuando lo relea pueda comparar mi manera de pensar entre la primera vez que lo leí y esta nueva ocasión, pero sobre todo, contribuir a que una industria que comenzó gracias a Johannes Gensfleisch zur Laden zum Gutenberg hace ya 584 años, siga funcionando, generando fuentes de empleo y distribuyendo conocimiento en la faz de la tierra.

DATO CULTURAL.

Un día como hoy en en 1883 fallecía en París, Francia el grabador y pintor Édouard Manet, quien no solo es considerado uno de los máximos exponentes de la pintura gala sino un influyente pintor en la historia universal, dejándonos obras tan importantes como “L’Olympia” (Olympia / 1863), “Le fifre” (El pífano / 1866) y por supuesto “La Musique aux Tuileries” (Música en las tullerías / 1862); en 1912 en New York, Estados Unidos, los empresarios  Mark Dintenfass, Charles O. Baumann, Adam Kessel, Pat Powers, William Swanson, David Horsley y Jules Brulatour, encabezados por el alemán Carl Laemmle, deciden fundar uno de los estudios cinematográficos más conocidos hoy en día “Universal” que fue el resultado de haber transformado la Yankee Film Company, así como más adelante la  Independent Moving Pictures  y que gracias a la promoción de la actriz Florence Lawrence en sus películas comenzó a subir como la espuma; en 1939 en New York, Estados Unidos, el entonces presidente Franklin Delano Roosevelt inaugura la tan esperada “New York World’s Fair” (exposición universal de Nueva York), en la cual, se presentaron los avances tecnológicos y científicos más revolucionarios de la época entre los que destacaron el aire acondicionado y la televisión.

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