Por: Susana Dumit Garciarreal
Como mamá de dos niños tengo la responsabilidad de romper con ideas erróneas del “deber ser” en la manera que quiero educar sin imponer barreras emocionales, como el que mis hijos puedan expresar sus sentimientos sin que se sientan débiles, enseñarlos a que no repriman y evadan sus emociones.
Platicando con varios amigos coinciden en que, desde pequeños fueron educados para verse siempre fuertes, ignorando el acúmulo de heridas, dolor, miedo, duelos no sanados, sin permitirse liberar y soltar lo que realmente sienten, y sin darse cuenta lo van viviendo en soledad.
Por eso hoy, les hago la invitación de reconocer que ellos también sienten, pero sobre todo que ustedes hombres entiendan que pedir apoyo y hablar de sus experiencias emocionales no los vuelve menos hombres.
Mi idea no es juzgar la educación que nuestros padres nos dieron, al contrario, es hacernos responsables de lo que somos ahora siendo más conscientes de las elecciones que tomamos y el trabajo que tenemos como padres para comenzar con un cambio real sobre la crianza de nuestros hijos.
Estamos educando al futuro, brindemos las herramientas para que sean hombres y mujeres con empatía, con el verdadero valor de la inclusión, que nuestros hijos expresen sus sentimientos, aprendamos a escucharlos, guiemos con respeto y amor, enseñemos a que pongan límites sanos y también así sean respetados, pero sobretodo ayudemos a que sean más humanos.
“Recuerda que algunas veces los milagros, son personas”
Si deseas compartirme tus experiencias o tienes alguna pregunta escríbeme al correo susanadg@aperturaintelectual.com y con gusto te responderé.
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