Acorazadas imágenes

POR: THELMA MORALES GARCÍA

Es en el lenguaje, de donde el poeta saca las imágenes, de sus recuerdos, del tiempo, de la observación, nos guía a través de las palabras; un gran filósofo decía sobre la poesía “que presenta la apariencia sensible a la imaginación y, por medio de ella, conduce a la contemplación de un todo artísticamente ideal”, por eso se considera a los poetas como los perfeccionadores del lenguaje y a la poesía como perteneciente a algunos momentos extraordinarios. El arte es la representación de la naturaleza por medio de la imaginación y por ende es una representación bella, porque es obra de la imaginación.

Al leer “Acorazadas imágenes”, no sabía nada del autor, leí los 38 poemas que aquí se reúnen, y encontré que hay imágenes, hay ritmo, musicalidad y en la mayoría de los versos el tema del mar está presente, lo mismo que la naturaleza: viento, cumbres, lluvia, ríos, aves, valles, volcanes, desiertos.

Yo le preguntaría a Carlos de la Vega, desde cuando comenzó a escribir poesía, pues esta es su primera publicación, después de una vida dedicada a la docencia. También llamó mi atención el título, pues Acorazado por definición es un buque blindado de grandes dimensiones y en sus versos encontramos frecuentemente el lenguaje del mar:

“Tumbos del mar, son las olas, al recalar en las rocas, que arrojan entre bramidos, espléndidas caracolas, despojos de seres vivos…” de su poema “Despedida”.

“… en la fuente de tus pechos, transité causes marinos, entré a torrentes estrechos, hasta contemplar rendidos, feroces deseos nacidos, por mi magia satisfechos”, de “Andar pausado”.

“… y ahí en alas de la brisa, vuelo al lugar preferido, donde nace la sonrisa de la corriente en desborde y un suspiro le agoniza” de “Andar pausado”.

“Dije al agua que me corre muy serena entre los pies, déjame que me desborde como la primera vez, en que probé lo salobre de gotitas en tu piel…” de “Decires”.

Desde 1908, Freud se hacía la pregunta de qué extraño mundo el poeta saca los temas que escribe y sus sentimientos más íntimos que nos conmueven. Para Jaime Sabines la escritura era más un testimonio de lo que pasaba, nunca un acto premeditado, acontecimientos humanos que se encuentran en todos los lados como: la calle, la escuela, el parque, el burdel, el hospital, el cine, la habitación, donde la vida ocurre al igual que la poesía, impúdicamente, sorpresivamente, a todas horas.

Freud analiza la actividad creadora del poeta, remitiéndose a la infancia, pues es en ella donde todos comenzamos a ser poetas, pues los niños crean mundos fantásticos cuando juegan pero le dan la seriedad que todo juego debe tener y el placer que encuentran los niños en la fantasía.

Por ello al finalizar la lectura de este libro, me regresé a las primeras páginas donde el maestro Herminio González Zamacona, hace una presentación y nos habla de autor como heredero de un gran Ebanista y así compara su trabajo en las letras como la de un artista de la madera y lo llama “Ángel tallador”.

También en las primeras páginas encontré el escrito donde el mismo autor resume parte de su vida “Soy Este” y nos habla de dónde nació y los lugares donde vivió con su hermano y sus padres hasta llegar a este pueblecito cerca de Toluca, llamado Capultitlán.

Sólo tendría una observación que hacerle al autor en relación a la edición, que faltó dar el crédito a las imágenes que acompañan cada escrito, que por cierto me hubiera gustado que estuvieran al lado de cada poema y no sobre los poemas porque distraen al lector y el de la portada que parece un barco abstracto, es muy atinado porque en su temática predomina el mar. Los dibujos fueron realizados por el autor.

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