Telescopio maravilla. James Webb

20 DE MAYO DE 2025 Telescopio maravilla. James Webb

POR: VÍCTOR MANUEL REYES FERRIZ

Han pasado 1,242 días desde aquel 25 de diciembre de 2021, cuando en el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa fue lanzado el cohete “Ariane 5” que contenía uno de los probablemente más grandiosos inventos del hombre, el telescopio espacial James Webb.

Este megaproyecto involucró, no solo a la National Aeronautics and Space Administration (NASA por sus siglas en inglés), sino participaron activamente la Agencia Espacial Europea así como la Agencia Espacial Canadiense y la colaboración puntual de catorce países, con la finalidad de construir un telescopio de tal magnitud que fuera capaz de orbitar alrededor del sol en lo que se conoce como la órbita L2 o segundo punto de Lagrange que implica desplazarse 1,5 millones de kilómetros de la órbita terrestre en dirección opuesta a la del sol, y que al conseguir ponerlo en órbita se logró sustituir a sus similares “Hubble” y “Spitzer” que se encontraban a muchos, pero muchos kilómetros más cercanos a la tierra.

Para poder comprender la magnitud de este telescopio espacial, tendría que comenzar por describir brevemente el proceso de su diseño y su posterior construcción, donde el primero de ellos, dio inicio en la primera mitad de la década de los 90´s, es decir, hace 30 años aproximadamente y cuyo objetivo principal, en aquel momento, fue el poder observar y conseguir imágenes del universo en modo infrarrojo, es decir, al existir una ausencia de luz tan extrema, la manera que se encontró fue utilizando esta tecnología que, para aquellos años, era lo más nuevo, lo más adelantado adicionalmente al hecho de que para poder observar las galaxias más remotas es necesaria esta tecnología ya que, la luz que emiten es precisamente de color rojo, mucho más rojo de lo que nuestros ojos pueden observar; sin embargo, conforme fue pasando el tiempo y por ende, los avances tecnológicos se desarrollaban, este telescopio los fue incorporando y el resultado es verdaderamente una obra de arte repleta de sorpresas y con un funcionamiento impecable que conjuntó a miles y miles de mentes brillantes de nuestro planeta. De manera inicial, se denominó a este proyecto como “Next Generation Space Telescope” (NGST) debido a que se comenzó con el proceso de planeación poco después del lanzamiento del entonces telescopio más avanzado que era el Hubble, el cual, fue lanzado el 24 de abril de 1990, y se buscaba aprovechar lo que éste telescopio iba a conseguir para darle continuidad, de tal suerte que el diseño incluyó ir más allá de lo que estaban a punto de lanzar, es decir, observar y estudiar las primeras estrellas y galaxias que se formaron en el universo, por lo tanto requería un espejo de dimensiones exorbitantes para poder literalmente pescar los más mínimos haces de luz y con ello poder reproducir las imágenes para nuestros ojos; empero, eso no era el único problema, sino un cúmulo de factores a los que se enfrentarían y que, de hecho, la mayoría de éstos ni siquiera eran conocidos o bien, totalmente definidos, entre los que se encontraban por ejemplo las diferentes temperaturas a las que terminaría expuesto, las cuales, en las pruebas, se aplicó temperatura criogénica, es decir, a -50º C por debajo del cero absoluto, pero también las pruebas de acústica en las que simularon el sonido que recibiría mientras fuera trasladado en el cohete, y también el armado remoto del espejo principal; en fin, cada paso que debía realizarse para conseguir el objetivo, presentaba algún o algunos “elementos individuales con riesgo de falla” o “puntos de fallo único”, lo que significa que son aquellos procesos que deben ejecutarse en tiempo y forma perfectos porque van concatenados y si uno de estos no funciona, arruina absolutamente toda la misión.

Con relación a estos elementos individuales con riesgo de falla, el proyecto más ambicioso de las diferentes agencias espaciales que intervinieron, presentó 344 y sólo para poner en una pequeña perspectiva del reto que este telescopio ofreció, para la misión del “Perseverance” que aterrizó en Marte se presentaron entre 80 y 90 de estos riesgos de falla y esa fue la que mayor número de riesgos había presentado en la historia de la NASA, lo que significa que, al menos, el lanzamiento del James Webb implicaba casi 4 veces mayor riesgo, por lo que no es de espantarnos el hecho que para este proyecto intervinieron más de 10,000 personas con conocimientos de las diferentes áreas de la ciencia y cada una de esas personas cumplió con el objetivo, funcionando a la perfección bajo presiones de toda índole y para aquellos que no sólo les implicaba un trabajo específico, sino que coordinaban algún equipo, me parece necesario un doble reconocimiento porque coordinar a un grupo de personas nunca será fácil.

Si bien el proceso de diseño fue poco más largo que el de construcción, éste último no quedó exento de muchos inconvenientes y uno de los mayores fue el recurso necesario porque de manera reiterada el Congreso de los Estados Unidos evaluaba el proyecto y cada vez era más complicado justificar el hecho de estar invirtiendo dinero en él, ya que el lanzamiento se preveía realizar en 2007, es decir, menos de diez años de haberse dado a conocer el proyecto y donde contemplaban un costo total del proyecto de 500 millones de dólares; empero, si se pensaba que este telescopio sustituiría al Hubble, esa cantidad era irrisoria ya que en él se gastaron 6,000 millones de dólares, por lo tanto, desde el día en que se anunció ya iban con un déficit presupuestario de cuando menos 5,500 millones lo que hacía completamente imposible el proyecto, de tal suerte que para el año 2001 el costo ya había llegado a los 2,100 millones de dólares y para ese momento no se había ni siquiera esbozado el diseño del telescopio; posteriormente en el año 2007 que era el año en que se suponía iba a ser lanzado, el proyecto ya había costado 4,300 millones de dólares y apenas en aquel momento estaban trabajando en los detalles finales del diseño, para que en el año 2011 y con un costo superior a los 6,000 millones se tomara la dura decisión de terminar con el proyecto; afortunadamente después de una revisión exhaustiva de lo gastado contra lo planeado para terminar, el Congreso aprobó dos cosas, que siguiera el proyecto así como otorgar el recurso adicional de 3,000 millones para conseguir el objetivo, eso sí, para aquel momento ya habían pasado 6 años más donde se continuaba el desarrollo del ya denominado “James Webb Space Telescope” (JWST), así de manera muy complicada se pudo conseguir el dinero para continuar la construcción y sobre todo, el tiempo para terminar el producto maravilla que se prometió estaría en nuestra galaxia ya orbitando en 2007.

Cuando vemos este tipo de proyectos hacerse realidad, me es imposible no pensar que la humanidad todavía tiene un futuro prometedor, donde se puedan unir fuerzas para un mismo objetivo, donde podamos trabajar juntos sin importar los estigmas sociales horrendos que durante décadas o siglos hemos fomentado, donde el único punto que importe es hacer lo que nos corresponda para que esa gran maquinaria funcione con la precisión de un reloj suizo, que cada uno de los involucrados permita que se mueva su engrane y proporcione los elementos necesarios para que el siguiente haga lo mismo y mientras comenzamos a ver a manera de zoom out, veamos perfectamente ese funcionamiento que como sociedad tanta falta nos hace.

Por otro lado, me parece hermoso que proyectos así nos hagan darnos cuenta que no somos, ni remotamente, el centro del universo, que estamos en un lugar tan pequeño que apenas y con este tipo de tecnologías, se hace el esfuerzo inmenso para poder siquiera, dejar la evidencia de la existencia de otros “mundos”, y quien sabe si precisamente en una de esas galaxias tan tan lejanas, están haciendo el mismo proceso, buscando qué o quién está del otro lado del universo y haciendo los mismos cuestionamientos que nosotros hemos tenido a lo largo de nuestra existencia en este planeta al que le denominamos Tierra.

DATO CULTURAL.

Un día como hoy en 1498 en Calicut (actual Kozhikode), India, el almirante, comerciante, explorador y navegante portugués Vasco Da Gama, arriba por primera ocasión en la historia, a las costas indias después de rodear el continente africano y parar en Mozambique, Mombasa y Malandi. Esta ruta naval aperturó el comercio de especias entre Europa y la India, y con ello, se inició la exploración del océano Índico que aceleró el movimiento colonial portugués; en 1799 nacía en Tours, Francia, el escritor, dramaturgo y novelista Honoré de Balzac quien es considerado uno de los máximos representantes del realismo literario del siglo XIX. Entre sus obras más destacadas encontramos “Les chouans” (Los Chuanes – 1829), “La peau de chagrín” (La piel de zapa – 1831) y por supuesto “La Comédie humaine” (La comedia humana 1830); en 1927 en Long Island, Estados Unidos, el piloto aviador Charles Augustus Lindbergh despega su monoplano de ala alta y motor único conocido como “Spirit of St. Louis” para realizar la hazaña del primer vuelo transatlántico sin escalas. El vuelo tuvo una duración de 33 horas y media recorriendo 5,800 kilómetros para finalmente aterrizar en París.

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