
POR: THELMA MORALES GARCÍA
Tenía unos doce años cuando observé en un estante del librero en la casa de una de mis tías, un título que llamó mi atención “Ritos de iniciación. Una antología de cuentos de adolescencia” Gustavo Sainz y Alessandra Luiselli, editado por Océano y publicado en 1982. En ese momento no tenía idea alguna de quienes eran esas personas que aparecían con sus nombres en la portada del libro.
Recuerdo en cambio, el impacto que me causó leer en la solapa una frase de E. Pacheco que decía: “Si en opinión de mi mamá, esta que vivo es “la etapa más feliz de la vida”, cómo estarán las otras, carajo.” Tampoco sabía entonces, quien era E. Pacheco; pero de inmediato busqué en las páginas de donde provenían aquellas palabras, entonces leí “El principio del placer”, hasta ese momento yo no conocía nada sobre el autor de esta novela corta, la cual se desarrollaba en el puerto de Veracruz y retrataba la vida de un adolescente en la década de los cuarenta del siglo XX, que va plasmando en un Diario sus problemas, sentimientos del primer amor y el sufrimiento que enfrenta al darse cuenta de que se ha enamorado de una joven mujer que lo engaña todo el tiempo, provocando la desilusión al igual que todo lo que le rodea. Sería hasta los diecisiete años cuando leí el libro completo de José Emilio Pacheco a quien tanto admiro en la actualidad.
Después y gracias a la influencia de mi madre que admira tanto a Elvis Presley, que inmediatamente salté las páginas de “Ritos de iniciación” hasta la 187, ahí me encontré con el cuento de “El rey criollo”; ¿les dice algo este título? efectivamente aquella película interpretada por Elvis, de la que el autor hace todo un recuento de su visita al cine con al estreno en la ciudad de México por allá de 1958; Parménides García Saldaña su autor, contaba también con un pequeño fragmento en la solapa de este libro, donde se retrata parte de lo que uno podía encontrar en el cuento: “Pues sí, fui con mis cuates al cine a ver King Creole. Todos admiramos a Presley, a Elvis Tulsa Presley. Es un fregón cantando. Y además bien carita…”.
Tanto me gustaron estas dos obras que las leía una y otra vez, porque cada vez que lo hacía encontraba respuestas en relación a lo mal que te sientes en la adolescencia y que nadie te comprende, todos hemos pasado por la adolescencia, que como su nombre lo indica adolece de algo y aunque no en todos los casos, hay individuos que la experimentan durante toda su vida. Estos cuentos te dan respuestas y te involucras tanto con los personajes, precisamente porque te identificas con algunos de ellos.
Pero en cambio “La palabra sagrada” de José Revueltas me causó gran impacto; fue escrito en la década de los sesenta, y en el cuento son los adultos quienes tratan de guardar las apariencias ante un hecho terrible, la adolescente es encontrada en el desván de su colegio con su novio, y su maestro tratando de salvarlos se echa la culpa, sin pensar en las consecuencias de este hecho. Pero tanto el director, como los padres de la chica tratarán el asunto con discreción para evitar el escándalo.
Sin duda alguna fue Gustavo Sainz uno de los primeros en tratar el tema de la adolescencia y los Cuentos para adolescentes, escritores como Antonio Skármeta, Emiliano Pérez Cruz, José de la Colina, Clarice Lispector entre otros, son sólo algunos de los escritores que abordaron el tema de la difícil situación de los adolescentes y como sus personajes se enfrentaban a la vida pasando de niños a jóvenes. Todos ellos participan en esta Antología realizada por Gustavo Sainz (1940-2015), a quien recordé porque este 26 de junio se cumplen diez años de su fallecimiento.
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