POR: LIGIA PÉREZ GARCÍA
La culpa es una emoción displacentera, la cual se origina cuando nuestras acciones han entrado en conflicto con nuestros valores o pensamientos, hacer algo que creemos que no deberíamos haber hecho y que va en contra de nuestros principios. Puede venir de nosotros mismos o ser señalada por los demás, cuando otras personas te hacen sentir culpable por algo que hiciste o dejaste de hacer.
La culpa, como todas las emociones, tiene una función, sirve como alerta en situaciones donde no actuamos bien y busca evitar que la persona vuelva a actuar de esa forma y, está orientada a reparar el daño si es posible o, pedir disculpas y/o modificar el comportamiento.
En el contexto tanatológico, la culpa surge con frecuencia, en las personas que están enfrentando un proceso de una enfermedad terminal, con su familia y también en personas que están viviendo un duelo. La puede desencadenar, situaciones inconclusas, acciones que se hicieron o que se dejaron de hacer, decisiones tomadas o no tomadas, palabras no dichas, que pueden llegar a dificultar el proceso de aceptación de la muerte.
En el duelo, la culpa es una emoción que aparece muy frecuentemente y casi de manera inmediata, es normal que los dolientes tengan preguntas constantes como: ¿pude haber hecho algo más, que pude haber hecho diferente, debí ir ó llamar más, que me faltó hacer?.
En este sentido, resulta útil distinguir distintas formas de culpa:
• Culpa realista o racional: basada en actos concretos, donde aún puede existir una posibilidad de reparación o disculpa.
• Culpa irracional: derivada de distorsiones cognitivas o exigencias internas imposibles, como «debí haber sido una hija perfecta» o «si me enfermé, es porque lo merezco».
Para trabajar esta emoción, es necesario que se analicen las situaciones que los está haciendo conectarse con la culpa y pensar si esta situación es algo que provocaron, si se tiene alguna responsabilidad y de ser así, ver si es algo que tiene una reparación, esto nos ayudará a entender, si la culpa que se está sintiendo, es racional o irracional y buscar de alguna manera subsanarlo.
También debemos intentar evitar palabras como, “quizá si, si yo hubiera…”, ya que estas palabras, hacen que te quedes en el tiempo pasado, te enfocas en lo que no se hizo o que debiste hacer algo diferente y logran que se pierda el enfoque en el presente.
En el tema de la culpa. es importante, enfocarte en lo que sí se hizo, que se hizo lo que mejor creímos en ese momento ya que es injusto juzgar tu pasado con la información que tienes en el presente.
Desde una perspectiva tanatológica, se ofrece un espacio seguro donde la persona pueda expresar esos sentimientos sin juicio, favoreciendo la elaboración emocional y facilitando la posibilidad de discernir entre una culpa que puede transformarse en aprendizaje o reconciliación, y aquella que necesita ser soltada por ser injusta o imposible de reparar.
Si tienen algún comentario los invito a participar y hacer sus comentarios aquí en Apertura Intelectual, también los invito a seguirme en mis redes sociales, Instagram y Facebook, podrán encontrarme como @Ligia_Tanatologa.
Sigue Apertura Intelectual en todas nuestras redes:
Te invitamos a que califiques esta información.
ENTRADAS RELACIONADAS
