El otro Manuel Payno

POR: THELMA MORALES GARCÍA

Manuel Payno (1810-1894) escritor del siglo XIX, es muy recordado por una de sus novelas, ya clásicas y que muchos conocen, aunque sea de nombre “Los bandidos de Río Frío” (1892-1893). Dicho lugar esta dentro de lo que se conocía como el Camino Real durante la época colonial que unía la ciudad de México y Veracruz pasando por el Estado de Puebla. Esta obra le permitió al autor seguir vigente en nuestro tiempo, porque gracias a ella se editaron las obras de Payno dispersas en varios periódicos en los que colaboró y fundó.

En 2023 Marco Antonio Campos (cronista, poeta y traductor), nos habla del otro Payno, rescatando varias de sus crónicas, novelas y relatos cortos que son poco conocidos hoy en día. Por ejemplo, “El hombre de la situación” publicada en 1861, es una de las novelas menos leída de Payno, pues se publicaba en cada número del periódico “La Independencia”, diario que despareció con el tiempo y que deja inconclusa la obra; sin embargo, la promesa del propio Payno al decir que los diecinueve capítulos eran la parte del Tomo I y que posteriormente se publicaría el Tomo II, lo que no sucedió, porque años después cuando quiso retomar esta obra, la muerte le imposibilitó hacerlo.

En esta novela se narra la vida de tres generaciones: abuelo, padre e hijo, todos con el mismo nombre Fulgencio García Julio, en historias que inician en el siglo XVII y llegan a inicios de la vida independiente de nuestro país en un tono de crítica humorística donde se entretejen política, ambición, injusticias. La extraordinaria pluma de Payno nos describe incluso la vestimenta de las distintas épocas de sus protagonistas, así como las costumbres en el campo y en la ciudad, los códigos de comportamiento de las personas ante la sociedad y los lugares en que cada uno de ellos vive, también recrean la época en que se desarrollan sus propias vidas, pero esta novela del pasado representa el tema político que comparte ideas y hechos muy parecidos a nuestra actualidad.

Los que no se han adentrado a la vida de Payno, poco podrán comprender el terrible año que pasaba en 1861, pues no sólo será encarcelado, también condenado a muerte, por aquél confuso golpe de Estado que Ignacio Comonfort sufriría en 1857 y donde nuestro autor estaría involucrado. Una vez que concluyó la Guerra de Reforma, se enjuiciaron a los responsables y a los que se consideraba enemigos de la causa liberal y aunque Payno estaba entre los enjuiciados, finalmente fue absuelto; pero el proceso y la condena a muerte le hicieron padecer enormemente.

Una vez libre se dedicó a escribir “Memoria sobre la revolución de diciembre de 1857 y enero de 1858”, que una investigadora sobre la vida de Payno, Nicole Girón concluye que los escribió motivado por “sacudirse la acusación de traición formulada por los liberales radicales”, porque le importaba limpiar su imagen, exponer y defender sus razones. Aunque para entonces Manuel Payno era una figura reconocida tanto como escritor y político, en ambas carreras fue su trayectoria muy prolija; según Girón se le considera uno de los políticos más incomprendidos de su tiempo.

Nos dice Marco Antonio Campos: “Payno corregía muy poco, como si tuviera por obligación que entregar el texto al otro día. Si en la conversación, como recuerda el gran irreverente e iconoclasta Ignacio Ramírez, Payno era “fácil, inesperado”, lo era así mismo en sus narraciones, donde predomina la voz, o si se quiere las voces. Es extraño que ese hombre a quien los amigos recuerdan como tranquilo, quien no perdía la compostura, escribiera tantas páginas violentísimas.”

Debo reconocer que sólo había leído: “El libro rojo” y “Los Bandidos de Río Frío”, ahora y gracias al artículo de Campos, he leído “El hombre de la situación” y “Viaje sentimental a San Ángel” publicado en 1843 en el periódico “El Museo Mexicano” que dirigía junto con su gran amigo Guillermo Prieto. Este artículo el propio Payno consideró que nada notable había en describir dicho viaje de tres leguas que duró un día; en lo personal este texto me parece tan bucólico y poético, pues bosqueja de una manera bellísima el paseo que realiza desde la ciudad de México hasta llegar al Convento de Nuestra Señora del Carmen en San Ángel, que entonces se consideraba muy alejado de la capital y más como lo hizo Payno: cabalgando. Así mismo se disculpa de no escribir como estaban acostumbrados sus lectores.

Y esta es su disculpa: “no encontrarán aventuras maravillosas, ni naufragios, ni incendios, ni desafíos, ni muertes… …amo tanto a mis desconocidos lectores por la indulgencia con que toleran mis escritos, estoy tan acostumbrado a darles cuenta casi diariamente de mis aventuras, de mis sensaciones, y hasta de mis cuitas interiores en este texto.” Fue un gran cronista de su tiempo y ello le permitió material para escribir inolvidables obras que deberían releerse en estos tiempos.

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