El pintor y el poeta

POR: THELMA MORALES GARCÍA

Cuando escribo sobre el pintor Diego Rivera (1886-1957), siempre recuerdo a su hija la Doctora Guadalupe Rivera Marín a quien conocí gracias en una exposición homenaje a su padre en 2002. Ella me contó muchos de sus recuerdos a nivel familiar y gracias a ella conocí más que al pintor y a la figura pública.

No conocía la relación que el poeta Efraín Huerta (1914-1982) y Diego Rivera tuvieron a nivel de amigos, sólo sabía del mural que pintó donde aparecen Huerta, Frida Kahlo, Mao Tse-Tung y Stalin titulado Pesadilla de guerra y sueño de paz (1951-1952), “cuadro monumental o mural transportable” elaborado mediante “poliestireno sobre tela” (4.40 x 9.80), el cual desapareció, aún no se sabe si en México, Checoslovaquia, la URSS o China porque la hija de Efraín Huerta, Raquel amiga a quien también conocí, siempre me comentaba que lo habían buscado por años con la esperanza de encontrarlo oculto en alguna bodega, pero ella falleció en 2018 y su hermano David en 2022, hasta ahora nadie lo ha vuelto a ver.

En años recientes apareció un texto inédito escrito por Efraín Huerta de tan sólo 16 años, que realizó para un trabajo escolar en 1931 en el curso de historia que impartía el maestro y editor Agustín Loera y Chávez. Dicho documento fue encontrado cuando era trasladaba la biblioteca de Loera y Chávez para integrase a la biblioteca Andrés Henestrosa en la ciudad de Oaxaca.

En el texto descubierto se encuentran “las reflexiones de un adolescente arrojado, intuitivo y lúcido, que con pasión ensaya la crítica del arte con precocidad y un alto sentido de responsabilidad intelectual. El pensamiento del joven Huerta, a casi un siglo de haber escrito estas ideas, no sólo despierta una curiosidad libresca: nos sirve para observar en estado germinal el pensamiento de quien sería uno de los más grandes poetas mexicanos del siglo XX”, nos refiere Eduardo Vázquez en La Jornada en su articulo publicado en agosto de 2024.

Para Efraín Huerta sus maestros fueron fundamentales en su formación comunista, Agustín Loera compartía con sus alumnos “su interés por el marxismo y su simpatía por el Partido Comunista”; pero también admiraba a sus alumnos, gracias a ello conservó este texto y lo resguardó en su biblioteca, lo mismo que la primera edición del poemario de Efraín “Absoluto Amor” (1935).

Dentro del documento realizado por Huerta, hace una revisión de la obra mural de Diego Rivera desde 1931, descartando su interés por el primer mural de Rivera La creación, “por ser de un simbolismo que dista mucho de ser social”, lo mismo con La epopeya del pueblo de México al que define como “una galería de historia, una serie de retratos, de escenas, de evocaciones, que en conjunto no dan ideas sociales de ninguna especie”; sobre la realizada en Chapingo y en el Palacio de Cortés en Cuernavaca habla de ambas diciendo de su importancia social: “De ellas he tomado inspiración para la mayor parte de los incisos de esta tesis, y en ellas he tenido datos para estudiar la figura social del gran pintor.”   

Huerta califica a Rivera como “un comunista íntimamente burgués”: “En la actualidad (esta hablando en el año 1931), todos lo sabemos, Diego ha abandonado un poco sus ideas comunistas, o las recuerda demasiado vagamente al hacer los contratos para decorar ya el Palacio de Cortés, ya la bolsa de San Francisco (…) la idea que le animó al decorar la secretaría de Educación se sutiliza lo bastante para hacer del gran pintor y ex-comunista un burgués más, en la larga lista de los hostilizados por sus propios cuadros.”

Con los años la militancia de ambos en el comunismo los unió;  el poeta y el pintor caminaron juntos los últimos momentos del Stalinismo, al darse a conocer sus crímenes durante el congreso del Partido Comunista en la Unión Soviética, lo que sería un terrible golpe para quienes seguían siendo fieles a Stalin. Efraín Huerta continuó sus camino en defensa de las causas sociales que lo llevaría a publicar en 1959 un retrato de nuestro país, muy parecido al México actual: “¡Mi país, oh mi país!”: “Morirse todo de terror y de angustia./ Porque ha vuelto a correr la sangre de los buenos/ y las cárceles y las prisiones militares son para ellos./ Porque la sombra de los malignos es espesa y amarga/ y hay miedo en los ojos y nadie habla y nadie escribe/ y nadie quiere saber nada de nada,/ porque el plomo de la mentira cae, hirviendo,/ sobre el cuerpo del pueblo perseguido.”

Espero sus comentarios en el correo lamyfriend@aperturaintelectual.com

Sígueme en mis redes:

Sigue Apertura Intelectual en todas nuestras redes:

Te invitamos a que califiques esta información.

ENTRADAS RELACIONADAS

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.