
| 16 DE DICIEMBRE DE 2025 | Meenakshi, Hinduismo, Deidades y Arquitectura milenaria |
POR: VÍCTOR MANUEL REYES FERRIZ
Hablar de la historia de nuestra existencia como seres humanos resulta sumamente complicado si nos basamos exclusivamente desde la perspectiva occidental porque resulta que nos guste o no, nos pese o no, la historia ha sido contada dependiendo de la potencia en turno y de la conveniencia que a éstas les hacía; empero, si partimos del punto en que, al menos, las tres civilizaciones que fueron la cuna de la humanidad se establecieron en la parte oriental, entonces tendríamos la obligación de comprender mejor aquella “lejana” zona de nuestro planeta.
De manera habitual nos enseñan en las aulas que las primeras civilizaciones se establecieron en la región de Mesopotamia, lo cual, estuvo marcado por un territorio comprendido entre los ríos Éufrates y Tigris (actual Irak), pero como nos dan una embarrada del conocimiento, nos enlistan a los Sumerios como la civilización madre que se estableció entre el 5500 y 5000 a.C. y de ahí le brincan a los Egipcios adelantando el tiempo al menos, un milenio, haciendo caso omiso a las primeras apariciones de la civilización China; empero, me parece que algo aún más grave, es eliminar de facto una de las culturas más míticas, complejas y plurales que podemos encontrar en el globo, me refiero a la civilización del Valle del Indo, que nos da muestra de su existencia alrededor del año 3300 a.C.
Esta civilización, en su nombre, podría darnos una idea de a qué pueblo nos referimos; sin embargo, si bien es cierto que nos lleva de inmediato a ubicar al subcontinente Indio, también es cierto que floreció durante la conocida como “Edad de Bronce” y fue tan extensa que abarcaba la parte noroeste incluyendo los actuales estados de Afganistán y Pakistán, de hecho, en la India ocupaba un 25% de su composición por un 70% ubicado en el actual Pakistán, de hecho, dos de sus ciudades principales se encuentran en dicho país, siendo Harappa y Mohenjo-Daro, esta última, la de mayor asentamiento urbano conocido hasta el momento. Siguiendo la línea del tiempo, del 1500 al 500 a.C. se visualiza el periodo Védico, seguido del Upanishádico que se presentó entre el 800 y 300 a.C. para finalmente llegar al año 200 a.C. y poder confirmar el surgimiento del hinduismo clásico, el cual, estuvo vigente hasta el año 1200 de nuestra era y en este periodo se contemplan los textos fundacionales del hinduismo como son Mahābhārata, el Bhagavad-gītā y el Rāmāyaṇa, teniendo como adoraciones principales a las deidades de Vishnu, Śhiva y Devī (la Diosa), por ende, se da el surgimiento de los primeros templos.
Entender el hinduismo es una labor titánica y fascinante ya que, no es solamente en realidad una religión, ni una doctrina de pensamiento unificada, es más, no cuenta con un personaje fundador único, es en realidad una civilización religiosa, espiritual y de pensamiento que durante el pasar de los años fue adquiriendo, envolviéndose y generando distintas capas por así decirlo, las cuales, incluyeron una filosofía, mitología, prácticas y rituales diversos que culminan en toda una manera de actuar y por lo tanto de pensar de sus integrantes, siempre con miras a la búsqueda del moksha (liberación del ciclo de renacimientos) mediante múltiples sistemas filosóficos que denominan darśanas, que, no es otra cosa que, diferentes maneras de ver y se apoya en seis principales sistemas “ortodoxos” por definirlos de alguna manera que son Nyāya – lógica y epistemología, Vaiśeṣika – atomismo metafísico, Sāṃkhya – dualismo purusha–prakriti, Yoga – disciplina del cuerpo y la mente, Mīmāṃsā – primacía del ritual y Vedānta – metafísica no dual o teísta, y con tres grandes orientaciones religiosas que son Vaiṣṇava (devoción a Vishnu/Krishna), Śaiva (devoción a Shiva) y Śākta (devoción a la Diosa Shakti/Devi). Para este momento ya se presentaba en todo el territorio una diversidad de deidades locales que eran veneradas junto con sus deidades principales; empero, como un principio de esta corriente filosófica y de pensamiento es precisamente el respeto a las darśanas, aseguramos que es una corriente de pensamiento sumamente plural, incluyente y tolerante porque a diferencia de lo que acontece con el Cristianismo o Islam donde se impone la creencia y veneración a un solo dios, que a su vez es el creador del mundo siendo respectivamente Cristo y Alá; sin embargo, aunque para el cristianismo está compuesta esta figura por una trilogía, el eje central o protagonista de su historia siempre será Jesús y ambas religiones basan su doctrina en un texto sagrado como es la Biblia y el Corán, muy diferente a la visión hinduista donde si bien existe un dios creador al que llaman Brahma (realidad absoluta), cuenta con diferentes representaciones para las diversas necesidades humanas, incluso, existen tantas deidades que se ha quedado en el consciente colectivo la existencia de 330 millones simbolizando lo infinito, y todas estas representaciones son manifestaciones de una sola realidad, Brahma.
Durante el siguiente periodo evolutivo del hinduismo, al cual se le denomina como medieval, se presenta del año 1200 al 1800 y en éste, aparece una figura local enclavada en la ciudad de Madurai, que dicho sea de paso es una de las ciudades continuadamente habitadas más antiguas del mundo, mencionada en textos tamiles clásicos como los Sangam, que se le nombra Meenakshi, quien, según marca la mitología, fue una princesa nacida con tres pechos, a quien los sabios predijeron que el tercero desaparecería cuando encontrara a su futuro esposo; esta princesa, manifestación de Pārvatī, se convirtió en reina guerrera de la ciudad hasta que conoció a Shiva en el campo de batalla y en ese instante, el tercer pecho desapareció, revelando su naturaleza divina y al unirse en matrimonio con Shiva, en su forma local de Sundareswarar (el hermoso Señor), simboliza la unión cósmica de la energía femenina (Śakti) y la conciencia masculina (Shiva).
Es precisamente la figura de Meenakshi y especialmente el templo dedicado a su veneración, en lo que quisiera centrar el tema de hoy. Ubicado en el actual estado de Tamil Nadu, es una de las construcciones religiosas más emblemáticas, vastas y simbólicamente complejas del sur de la India, porque más allá de ser un simple edificio ritual, es un microcosmos teológico, un proyecto político monumental, un centro económico y artesanal, y un repertorio estético de la arquitectura dravídica, ya que articula una compleja red de significados que van desde la mitología hasta la filosofía, desde la legitimación de un orden dinástico hasta la configuración urbana y desde la experiencia íntima del devoto hasta las masas multitudinarias que acuden a la celebración de los festivales anuales, porque es este templo el centro urbano de la ciudad cumpliendo con la visión cosmológica hinduista dravídica que marca a las urbes como mandalas y sus templos como el axis mundi.
Si bien es cierto que existen relatos de la existencia de este templo cercanos al siglo VI, lo correcto es establecer que el peso e importancia lo alcanzó entre los siglos XVI y XVII con la dinastía Nayaka, quienes fueron antiguos gobernadores del Imperio Vijayanagara y se convirtieron en gobernantes autónomos del sur de la India tras la caída del imperio, encontrando en la religión, un medio idóneo para reforzar su autoridad y a través de una serie de proyectos monumentales, transformaron el templo en una vasta ciudad sagrada, símbolo del poder y la prosperidad. Durante la construcción de este templo, se privilegió plasmar el principio filosófico de complementariedad ontológica entre Shiva y su energía Śakti, donde la deidad Meenakshi representa el poder creador, la fertilidad y la soberanía, mientras que Sundareswarar, simboliza la conciencia absoluta y la estabilidad cósmica. Este imponente recinto está conformado por 14 gopurams que son torres monumentales y ornamentadas clásicas de la arquitectura dravídica, están ubicadas alrededor del templo simbolizando los puntos cardinales y los adornos están tallados a mano y en la punta cuentan con un kalasam que es el remate en forma de bulbo y fungen como puertas de entrada al templo, pero al mismo tiempo se consideran como elementos que absorben la energía cósmica dirigiéndola hacia el templo. En el caso específico de esta edificación, las gopurams integran figuras de demonios, dioses, guardianes, seres míticos y escenas épicas alcanzando los 50 metros de altitud.
Dentro del complejo se puede avistar el Salón de los Mil Pilares, cuyo principal atributo es la perfecta geometría que en el ámbito cosmológico vincula el orden arquitectónico con el orden universal y está conformado por 985 pilares tallados con animales (cabezas de elefantes o leones), animales míticos, divinidades, figuras cortesanas, flores o guerreros, y una de las mayores sorpresas que nos aporta este salón, es que algunos pilares emiten notas musicales al ser golpeados suavemente.
Otro punto neurálgico del templo es el conocido como Potramarai Kulam que en español significa el Tanque Sagrado, el cual, es una superficie de 50 x 37 metros llena de agua y que contiene una escultura de un loto dorado en el centro, convirtiéndose en el espacio de purificación y un punto liminal que marca la transición entre el mundo profano y el sagrado, donde la leyenda Tamil indica que dicho estanque tiene la capacidad de juzgar el valor de una obra literaria, se dice que los escritos de mala calidad se hunden, mientras que los trabajos académicos y valiosos flotan; esto proviene según la tradición, del momento en que los poetas del Sangam tuvieron que demostrar su autenticidad literaria arrojando sus obras al tanque; además, se cree que en ciertos días del año si te bañas en sus aguas, recibirás bendiciones y éxito.
Ahora bien, este templo tuvo y tiene al día de hoy, otro tipo de funciones como ente político y social, ya que administraba las tierras, talleres artesanales bancos de alimentos, escuelas y hospitales; empero, una de las funciones más importantes la encontramos al legitimar el poder de las autoridades, es decir, la dinastía Nayaka organizaba grandes festivales en sus inmediaciones para reforzar su imagen como gobernantes sagrados, herederos del orden cósmico y terrenal, siendo el más importante de ellos, el festival anual del matrimonio de Meenakshi y Sundareswarar, el cual, es una procesión ritual dramatizada del mito fundacional y reafirma el pacto social entre la divinidad, la ciudad y sus gobernantes, atrayendo a millones de devotos del sur de la India, de otras partes del país e incluso miles de extranjeros que desean disfrutar de una de las tradiciones más impactantes de esta región; asimismo, entre las actividades que se realizan de manera recurrente encontramos talleres de literatura Tamil, presentaciones de música carnática y danza bharatanatyam (música y danza autóctona de la región sur de la India), que en promedio de los últimos tres años, la cifra oscila en poco más de 15 millones de visitantes cada año.
La importancia de este templo trasciende el rubro arquitectónico, es uno de los complejos religiosos más ricos y significativos del mundo y mantiene firme su postura filosófica al externar la idea de que lo divino es accesible, visible y viviente, la deidad no reside en un plano distante sino en un espacio concreto en interacción continua con la comunidad y, la unión de Meenakshi y Sundareswarar expresa una forma particular de no dualismo donde lo femenino y lo masculino, lo dinámico y lo estático, lo material y lo espiritual son complementarios e inseparables.
Finalmente, uno de los cimientos de este templo es mostrar, dignificar y popularizar ese sentido no dualista dravídico donde se complementa lo femenino con lo masculino, donde no existe un intento de suplantación de roles, ni una priorización de un género sobre otro, sino un ejercicio de perfeccionar la armonía entre hombres y mujeres, algo que desafortunadamente hoy en día parece casi imposible de lograr y que deseo pronto podamos conseguirlo.
DATO CULTURAL.
Un día como hoy en 1431 en París, Francia, la catedral de “Notre Dame” (Nuestra Señora) sería la sede para la coronación del, ya rey de Inglaterra, Enrique VI que, a partir de ese momento, ejercería también como rey de Francia en el marco de la “Guerra de los Cien Años”; en 1689 en Londres, Inglaterra, el Parlamento Inglés aprobó la denominada “Bill of Rights” (Acta de Derechos), la cual, imponía al príncipe Guillermo III como sucesor de Jacobo II, e instauraba una monarquía constitucional que tendría subordinación al parlamento; en 1908 nacía en Anglès, España, la dibujante, escultora y pintora María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga, simplemente conocida como Remedios Varo, quien fue una de las primeras mujeres en estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. A la edad de 33 años se estableció en México debido a la invasión nazi en París donde se encontraba residiendo, de tal suerte que junto con grandes artistas de la época, desde tierras aztecas, se dedicó a proteger y mantener a diversos artistas exiliados.
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