
POR: THELMA MORALES GARCÍA
Hacía mucho tiempo que no me encontraba un libro tan lleno de esperanza, en un mundo que carece de ello. Los jóvenes de este nuevo milenio, andan en busca de la fe, de creer que el mundo puede ser mejor. “Antes del fin” es un libro escrito por Sabato quien nació el 24 de junio en Rojas, Buenos Aires, Argentina en 1911, estudió en la Universidad de La Plata donde se doctoró en física y se especializó en el Laboratorio Curie de París, se destacó como científico y sintiéndose abrumado por los estudios científicos, decidió –ante la sorpresa de sus colegas– dejar la ciencia por la literatura.
Consideraba que la ciencia no podía darle respuesta a los problemas espirituales del ser humano. Ahí comenzó su análisis de la deshumanización del mundo moderno. Esa valentía lo colocó en su país –se opuso al régimen de Juan Domingo Perón– como un traidor, sin embargo el tiempo le dio la razón pues logró obtener el premio Cervantes por la calidad de su obra literaria.
En el 1999 se publicó su libro Antes del fin, de la editorial Seix Barral, donde escribe sus memorias y nos muestra esa idea esperanzadora para las generaciones actuales diciendo: “…dedicado a esos muchachos y chicas desorientados, que se acercan en ocasiones tímidamente y, en otras, como los que buscan una tabla en el mar, después de un naufragio. Porque creo que tan sólo eso puedo ofrecerles: precarios restos de madera.”
Con casi doscientas páginas, Sabato nos lleva por la reflexión de la vida con impresionantes frases tan auténticas y verdaderas que nos duelen, como cuando hace referencia a los jóvenes diciendo: “Los jóvenes lo sufren: ya no quieren tener hijos. No cabe escepticismo mayor. Así como los animales en cautiverio, nuestras jóvenes generaciones no se arriesgan a ser padres. Tal es el estado del mundo que les estamos entregando.”
Cuando nos habla del sistema en que vivimos, con esa crítica que siempre le caracterizo, hombre anárquico, pero no por ello carente de un ojo que avizoraba la descomposición del mundo: “…en que clase de sociedad vivimos, qué democracia tenemos donde los corruptos viven en la impunidad, y al hambre de los pueblos se la considera subversiva. Me hizo pensar en lo que está sucediendo, mientras la vida nos observa con los ojos abiertos, hambrientos de tanta humanidad.”
El hambre y la pobreza que alguna vez vivió con su familia, lo llevó a encontrar algo que hacía tiempo buscaba: “Entonces me conmovió ver tanta pobreza y, a la vez, tanta humanidad. Como si fuesen inseparables, como si lo esencial del hombre se revelara en sus carencias.”
Que hermoso testamento, que oportunidad para Sabato concluir magistralmente sus días, llenos de una esperanza, a pesar de la terrible realidad que observaba en el mundo: “Sigo creyendo en el sueño de los grandes hechos y proyectos del hombre, porque las humanidades son nuestro único camino de salvación”.
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