
| 12 DE AGOSTO DE 2025 | Inteligencia Artificial, cine, guionistas y el colapso de lo humano ante la ilusión perfecta |
POR: VÍCTOR MANUEL REYES FERRIZ
Día tras día escuchamos los avances en las tecnologías, la aplicaciones que poco a poco se le han podido encontrar al fenómeno que conocemos como Inteligencia Artificial, incluso, lo vemos representado en cosas tan sencillas y sin un fin justificado o provechoso como lo puede ser el crear videos con animación de animales convirtiéndose en personas o autos que terminan volando y que terminan posteados en redes sociales; empero, también desafortunadamente en ocasiones utilizan a personajes reales para emitir un mensaje que es totalmente falso y obligan a esas personas a crear una respuesta negando su participación en lo que cada video invita a que te unas, y eso es sumamente perjudicial no solo para el dueño de la imagen sino para aquellos incautos que confían, e ingresan a esa invitación y resultan, en el mejor de los casos, estafados.
El otro lado de la moneda es, en esencia, para lo que fue creada, ayudar a los seres humanos en mejorar los procesos de sus tareas cotidianas, en proporcionar un mejor sustento o soporte a los juicios emitidos, para realizar trabajos con mayor precisión y ahorrando tiempo; empero, también proporcionando los recursos tecnológicos necesarios para mejorar, generar o crear ambientes o espacios que nos permitan disfrutar de lugares salidos de la imaginación, y tal es el caso de la aplicación de la AI en la industria del cine, la cual, ha sido incluso denominada, y sin lugar a duda de manera correcta, como la “caja de los sueños”.
La historia de esta maravillosa y sumamente lucrativa industria nos remonta al 28 de diciembre de 1895, es decir, hace 13 décadas, cuando los hermanos August y Louis Lumière sorprendieron al mundo y especialmente a los tan solo 30 asistentes al salón del Boulevard des Capucines en París, quienes pudieron disfrutar de primera mano el primer cortometraje de la historia, el cual, mostraba imágenes en movimiento de hombres y mujeres que salían de las instalaciones de la fábrica Lumière tras culminar su jornada laboral y en tan solo 41 segundos que duraba aquel video, el mundo supo que se convertiría en un parteaguas de la historia.
A partir de aquel momento, comenzaron a surgir diferentes nombres de personajes que poco a poco fueron agregando ingredientes tan sorprendentes que la receta del “cinematógrafo” fue convirtiéndose en un platillo exclusivo, elitista, cerrado, costoso, pretencioso que se dirigía a una clase alta y muy alta, entre éstas personas encontramos nombres como León Gaumont y Alice Guy Blaché, Charles Pathé, Mack Sennett pero probablemente un nombre que acaparó con mayor fuerza la visión de que esto se convertiría en una industria del entretenimiento sin igual, fue Marie-Georges-Jean Méliès quien jugó tanto con las producciones que integró maquillajes, escenografías e incluso para el proceso de edición realizó los primeros ajustes o saltos, de ahí que recibiera el mote de “El mago del cine” con lo que consiguió que los largometrajes pudieran verse con mayor naturalidad y sobre todo muy realistas.
Tal vez uno de los ingredientes más potentes que acompañaron a esta incipiente industria fue el agregarle sonido que, en un principio, utilizaba las bandas sonoras dentro del recinto mientras se transmitía el video, lo que fue un verdadero golpe de encanto para el público y con ello se fue quedando atrás la era dorada del “cine mudo” para que en 1927 el largometraje “The jazz singer” llegara a la pantalla grande nuevamente rompiera los esquemas al convertirse oficialmente en la primera producción de cine sonoro ya que, además del sonido de la banda musical, se incorporaron diálogos de los personajes, lo que hizo que por primera ocasión se pudiera considerar la formal aparición de otra figura central dentro de la industria, los guionistas; que en este caso específicamente, no fue un guion original sino la adaptación de una obra teatral; algo similar sucedió los siguientes años y por ende, comenzaron a popularizarse las comedias musicales ya que tras haberse expuesto en Broadway llegaban a la pantalla grande.
El tiempo siguió su curso e inevitablemente los cambios continuaron sucediendo hasta que en la década de los 30’s los escritores comienzan a generar su propia “fiebre del oro” al generar más guiones de lo que se producían películas y de entre aquella multitud, encontramos dos neoyorquinos cuyos nombres sobresalen siendo por un lado Ben Hecht, a quien se le apodaba “el Shakespeare de Hollywood”, y por el otro Herman Jacob Mankiewicz quien es mayormente conocido por haber creado el guion de la multipremiada película de “Citizen Kane”, de tal suerte que es en aquella década donde comenzarán a generarse nuevas historias que contar a través de la gran pantalla, por lo que para lograr el realismo necesario, surgieron entonces los tan reconocidos efectos especiales.
Debemos dejar muy claro que, si bien es cierto que desde el comienzo del cine se ocuparon este tipo de “trucos” para crear una experiencia visual más impactante como por ejemplo la decapitación de la reina María Estuardo de Escocia en la película “The Execution of Mary, Queen of Scots” en el año de 1895, también es cierto que no podemos comparar esa imagen con la presentada en “King Kong” estrenada en abril de 1933. Por supuesto que cada año y época debemos reconocer lo que aportó; empero, para poder hablar de efectos especiales, es obligado pasar desde el cineasta español Segundo Víctor Aurelio Chomón y Ruiz hasta las geniales hermanas Lana y Lilly Wachowski quienes revolucionaron para siempre la manera en que el espectador disfrutara las imágenes, al utilizar de manera extensiva las llamadas Computer-Generated Imagery (CGI) y la implementación del efecto “tiempo bala” en su magnífica película “Matrix” en 1999.
Ahora bien, llegado el segundo milenio, los avances tecnológicos no han dejado de sorprendernos y podríamos enlistar un sinfín de producciones que cada vez van más allá una de otra respecto a la experiencia visual; empero, al menos que yo recuerde, la primera ocasión en que surgió en el cine el término Inteligencia Artificial fue precisamente con un largometraje de Steven Spielberg, quien por cierto ya nos había entregado muchas cintas con grandes efectos especiales, sin embargo en su película “A.I. Artificial Intelligence” nos plantea no solo el concepto sino aquello a lo que muchos en esa época veían como sueños guajiros, la existencia de robots humanoides que estuvieran presentes en nuestras vidas y aunque en aquel filme se validaba el hecho de que la Inteligencia Artificial estaría dotada de emociones, lo cierto es que, al menos hasta este 2025, no ha sido posible.
Solamente han pasado 24 años desde la premier de aquella película y nuestro mundo ahora gira en torno a esa A.I. tal vez mucho más de lo que nos gustaría a algunos o tal vez mucho más lento de lo que para otros sería satisfactorio, pero lo único que no podemos negar es que cada día es aplicada esta tecnología en mayores ámbitos y por supuesto que el propio cine no queda exento; sin embargo, tan preocupante es el tema que recordemos que hace dos años existió una huelga que paralizó la industria por al menos 148 días donde los escritores y guionistas además de solicitar mejores sueldos, expusieron la necesidad de regular esta A.I. ya que es posible incorporar tanta de esta tecnología en las producciones hollywoodenses que la figura del escritor queda a la mano de un ChatGPT para generar toda una historia con tan solo una cuartilla de instrucción que agreguemos a la aplicación.
Para efectos de comprobar personalmente esta preocupación, hice la prueba y debo reconocer que en un principio estaba totalmente negado al uso de esta tecnología basado principalmente en la idea (un tanto errónea y otro no tanto) de que en general es plagio ya que estas plataformas utilizan lo que ya existe, de tal suerte que tienen dueño y se está evitando el pago de regalías, derechos, impuestos etc, pero realmente me sorprendió la facilidad para poder generar una historia a través de este tipo de plataformas, es decir, solicité un guion para un cortometraje con una duración de entre 25 y 35 minutos, e ingresé poco menos de 1,000 palabras describiendo la historia que tenía en mente, bueno pues el resultado fue un documento de 34 páginas, de las cuales solo pude descargar 8 por usar la versión gratuita pero que el cuerpo completo muestra 4 actos bastante bien delimitados, con diálogos un poco oscos y escasos pero finalmente que representan una historia, por supuesto que a ese trabajo se debe meter un poco de pluma pero la finalidad quedó más que comprobada, en cuestión de poco menos de 5 horas, ya tenía un documento base que no me costó más que el tiempo invertido y echar a andar brevemente la imaginación, con lo cual, reafirmé perfectamente la preocupación de los guionistas que, investigando un poco, resulta que el tiempo promedio que dedican para crear un guion oscila entre 10 y 12 semanas si es que se dedican de tiempo completo; empero, eso no es posible en la mayoría de los casos, de tal manera que el tiempo invertido en promedio es de 4 a 6 meses. Si monetizamos ese periodo con respecto a lo estipulado gracias a los acuerdos obtenidos de la huelga de 2023, tenemos que un escritor en ese periodo de medio año (24 semanas) conseguiría ingresar 8,524 USD por semana, para un total de 204,576 UDS antes de impuestos por supuesto y comparando esa cifra con lo que arrojan sitios como Datosmacro.com el sueldo anual de una persona con jornada laboral legal es de 82,933 USD ya libre de impuestos, es decir, esa persona trabaja 43 – 44 horas a la semana, situación bastante diferente a la de los guionistas que trabajan incluso fines de semana; por otro lado si lo comparamos contra lo que perciben los actores que interpretan sus guiones, pues la diferencia puede ser tan exorbitante como reconocida o reconocido sea la actriz o actor, porque según un listado de Forbes en febrero de este año, Dwayne Johnson y Ryan Reynolds encabezan la lista de los mejores pagados en el 2024 con ganancias de 88 y 85 MILLONES DE DÓLARES respectivamente.
La Inteligencia Artificial por supuesto que ha permeado en cada sector de nuestra vida, tal es el caso que en el año 2016 un bot de Inteligencia Artificial llamado “Benjamín” escribió el guion completo del cortometraje “Sunspring” utilizando una red neuronal recurrente LSTM, y de hecho agregó gran parte de la música para que finalmente el director del proyecto, escogiera a los actores que interpretarían los personajes y todo este proceso en un lapso de 2 días dentro del festival “48-Hour Film Challenge” de Londres. Asimismo, hemos llegado al grado de crear festivales que promuevan la creación de cortometrajes o largometrajes a base del uso completamente de inteligencia artificial como lo es el “Festival Anual de Cine con IA de Runway” que por cierto se llevará a cabo del 17 al 20 de este mes siendo ya su tercera edición.
Me parece que el tema de que estas herramientas aún no han sido reglamentadas del todo y que considero no lo lograrán jamás, es en extremo peligroso para los temas de propiedad intelectual o industrial y derechos de autor, los cuales, pueden ser un factor que influya fuertemente en la decisión humana de transgredir o no la norma, entonces, al eliminar esta barrera considero que ese libre albedrío genera mayores conflictos y pérdidas no solo económicas para quienes si generan las ideas de donde se nutren las diferentes Inteligencias Artificiales, sino también una pérdida de realidad en nosotros al estar viviendo de manera virtual en gran parte de nuestras vidas.
Finalmente, me parece que aquel largometraje creado, producido y presentado por Walt Disney el 13 de noviembre de 1940 intitulado “Fantasia”, el cual, nos llevaba a un mundo imaginario y mágico, actualmente puede ser perfectamente funcional gracias a los avances en la tecnología; empero, ahora pareciera necesario que nos cuestionemos a cada paso ¿esto que veo, qué tan real es?
DATO CULTURAL.
Un día como hoy en en 1854 en la CDMX, México, se publican en el Diario Oficial de la Federación los nombres de los ganadores del concurso para la creación del Himno Nacional Mexicano, siendo Francisco González Bocanegra el autor de la letra y Jaime Nunó el de la música. La convocatoria fue emitida por el entonces presidente Antonio López de Santa Anna el 12 de noviembre de 1853 y nuestro Himno Nacional fue interpretado por primera ocasión el 15 de septiembre de 1854 en el Teatro Santa Anna, que cambió su nombre posteriormente por el de Teatro Nacional y al ser demolido se convirtió en lo que hoy conocemos como el Palacio de Bellas Artes; en 1949 en Ginebra, Suiza, mediante la aprobación de la “Conferencia Diplomática para Elaborar Convenios Internacionales” se firman los “Convenios de Ginebra” integrados por cuatro grandes rubros, la protección durante la guerra a los heridos y enfermos de las fuerzas armadas; la protección durante la guerra a los heridos, enfermos y náufragos de las fuerzas armadas en el mar; protocolos de aplicación para prisioneros de guerra y la protección de civiles incluso en los territorios ocupados. Estos documentos son la piedra angular para el derecho internacional humanitario; en 1988 en Canadá, se proyecta por primera ocasión en las salas de cine, un largometraje bastante controversial intitulado “The last temptation of Christ” (La última tentación de Cristo) bajo la dirección del genio del cine Martin Scorsese y con la brillante interpretación de Willem Dafoe en el rol de Jesucristo. La temática nos lleva a un escenario donde el hijo de Dios es más humano que divino, situación que para aquellos años era impensable pero sobre todo incuestionable; sin embargo, esta cinta se basó en una novela del filósofo griego Nikos Kazantzakis publicada en 1960.
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