
POR: THELMA MORALES GARCÍA
Leona Vicario es una figura histórica relevante en el periodo de transición del virreinato hacia el México independiente, muchos escritores e investigadores han publicado libros en relación a su vida, destacando por supuesto el apoyo que dio a los insurgentes durante el periodo de la guerra de Independencia de nuestro país.
Otto-Raúl González nacido en Guatemala y nacionalizado mexicano, país al que llegó y en él vivió poco más de sesenta años; en el municipio de Naucalpan, Estado de México donde se estableció durante más de cuarenta años. Ahí en su casa ubicó su gran biblioteca con todos los libros recopilados durante toda su vida y a la que recuerdo cuando por primera vez entré a ella, observé un pequeño cartel que nos daba la bienvenida diciendo: “Bienvenidos al Hospital del Alma”. Escribió más de cincuenta libros de poesía y es recordado por su labor literaria.
La única novela histórica que Otto-Raúl González escribió en su larga trayectoria literaria fue Diario de Leona Vicario, publicado en 1982; dado que fundamentalmente fue poeta; el escribir sobre a quien se considera parte esencial de nuestra independencia, lo hizo movido por una genuina admiración hacia la figura de doña Leona Vicario.
Como poeta dedicó dos sonetos a la pareja insurgente Leona Vicario y Andrés Quintana Roo, los cuales no figuran en la primera edición de la novela pero aparecen en la segunda (editada por el gobierno del Estado de Hidalgo en 2010) como un doble homenaje: a los héroes nacionales y al autor fallecido (Otto-Raúl González murió en el municipio de Naucalpan, México; el 23 de junio de 2010).
“Detener el reloj y el calendario
para que estrenes pedestal de pluma,
de flor y canto y todo lo que suma
tu perfil nacional, Leona Vicario…”
“Andrés Quintana Roo, bravo insurgente,
vislumbró la gran patria del futuro,
mas por la libertad y su conjuro
habría que luchar ardientemente.”
Este libro es muy interesante, porque lo que hizo Otto-Raúl González, fue que la propia Leona nos narra su vida a manera de Diario, desde su infancia hasta sus últimos años de vida en la Hacienda, en lo que hoy es el Estado de Hidalgo, con la que le “retribuyeron” parte de sus bienes incautados en la época de la guerra y en realidad sabemos que aunque no se le devolvió la totalidad de sus bienes, ella logró hacer que fuera próspera con los años.
“Leona Vicario de Quintana Roo murió a los 53 años en la casa número 2 de la tercera calle de Santo Domingo (hoy Brasil), esquina con la calle de Cocheras, a las 9 de la noche del 21 de agosto de 1842. Sus restos recibieron honras fúnebres en el cercano templo de Santo Domingo y fueron sepultados en el Panteón de Santa Paula. Encabezó los funerales, el Presidente de la República, general Antonio López de Santa Anna, y asistieron personalidades del mundo intelectual y político.”
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