¿Qué es el amparo?

Por: Luis Roberto Peralta Hernández

De manera recurrente escuchamos que en distintos ámbitos se habla acerca del amparo, que se tramita un amparo o que van a ampararse; sin embargo, estimado lector, sabe usted ¿Qué es el amparo? desde el punto de vista jurídico.

El amparo es una institución jurídica que nace en nuestro país y que ha permeado al mundo a partir de las ideas de Manuel Crescencio Rejón y Mariano Otero.

Mucha gente piensa que el amparo es, si se me permite la expresión, como una varita mágica que al tocar a una persona le dota de una inmunidad o protección hasta con tintes mágicos que, a través de ella, quien ha cometido un acto contrario a la ley o una injustica, de manera sublime quedará exento de cualquier responsabilidad o castigo y que, además, sirve para que los grandes delincuentes tengan carta abierta para poder hacer y deshacer si reparo alguno.

Todo lo anteriormente descrito solamente opera dentro de la imaginación de las mayorías, me explico:

La naturaleza jurídica del juicio de amparo surge de la necesidad de restablecer el orden constitucional cuando éste ha sido alterado por algún acto emitido por autoridad estatal en el ejercicio de sus funciones y que afecta de manera ilegal la esfera jurídica del gobernado.

Bajo este tenor, en primer término, podemos entender que el juicio de amparo procede en contra de actos de autoridad, salvo en pocos casos muy específicos y concretos determinados en la ley en que procedería frente a un particular, en segundo término, sólo puede ser solicitado cuando el quejoso o agraviado, considera con fundamento en la ley, que la actuación de los órganos del Estado (Ejecutivo, Legislativo o Judicial) se han excedido en el ejercicio de sus funciones, afectado de manera ilegal su esfera jurídica.

La violación a los derechos del gobernado antes referida, podrá ser dentro de un juicio o fuera de él, pero necesariamente a partir de un exceso en el ejercicio de las funciones del Estado a través de sus representantes y que con este actuar, limitan el ejercicio de ese derecho.

Es por ello que es importante realizar la apreciación de la importancia del amparo como protector del gobernado para hacer frente y poner freno a las acciones del estado que pudieran ser consideradas como arbitrarias.

Consagrado en la Constitución y detallado en la ley de la materia que se denomina Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en 2013 sostiene que este importante instrumento jurídico procesal tiene por objeto resolver cualquier controversia que se suscite por normas generales, actos u omisiones de autoridad que: violen los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protección por la Constitución, así como por los Tratados Internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte; aquellos que vulneren o restrinjan la soberanía de los Estados o la esfera de competencias de la CDMX, siempre y cuando se violen los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protección por la Constitución; cuando las autoridades de los Estados o de la CDMX, que invadan la esfera de competencia de la autoridad federal, siempre y cuando se violen los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas por la Constitución.

Como podemos apreciar, siendo el objetivo primordial de la presente colaboración, el amparo no es, si se me permite la expresión “de contentillo” es decir que la persona que lo solicite lo haga por cualquier motivo o en el momento que se le ocurra, o si escuchamos que alguien se va a amparar, a partir de su “trámite” ya está en posibilidad de hacer lo que quiera u olvidar para siempre su problema jurídico, ya que es menester que, en primer término exista una violación a sus derechos fundamentales y en segundo, que la autoridad después del trámite correspondiente se lo conceda.

Pongamos un ejemplo que espero sirva para la comprensión de ésta notable aportación de nuestro sistema jurídico al mundo:

Existe un juicio del orden penal en el que una persona es sentenciada a «X» número de años en prisión, después de cumplir con las formalidades exigidas por la ley de la materia, comienza con su trámite de amparo, el sujeto no lo hace porque se inconforma como tal el sentido de la sentencia (¿A quién le gustaría pasar varios años en la cárcel?), lo podrá realizar si y solo sí considera que, dentro de la tramitación del juicio o al momento de emitirse la sentencia, existieron ilegalidades, omisiones o excesos en las atribuciones del o los órganos del Estado que repercuten en la privación de un derecho fundamental (privación de la libertad, indebido proceso, entre otros) partir de situaciones tales como: la no aceptación de determinada testimonial, que no fue valorada de manera oportuna un prueba, etc.

En consecuencia, la autoridad que conocería del amparo se avoca al conocimiento del asunto por cuanto a la violación que se aduce se cometió, sin llegar a determinar si el sujeto es culpable o inocente, ya que esa no es su función, una vez analizado el caso se pronunciará si es que existió esa irregularidad, determinado una resolución en la que se concede el amparo o bien, indicarle a la autoridad que emitió la sentencia (en el caso hipotético que se comentó) que se subsane el hecho motivo del amparo y se emita una nueva resolución en el mismo sentido o atendiendo a la reposición del proceso sean considerados las apreciaciones vertidas en la resolución del amparo.

Como podemos apreciar, el amparo que tanto hemos escuchado es un instrumento legal de carácter procesal, cuya trascendencia es vital para el establecimiento del orden jurídico de nuestro país y base de la certidumbre del ejercicio de nuestros derechos y sirviendo como dique para la actuación de los gobernantes delimitando normativamente el marco de acción de las autoridades, pero también, reconociendo que se exigen determinados requisitos procesales que impiden que éste sea el medio para dejar de cumplir con nuestras obligaciones o propiciar la impunidad.

“Supongo que el único momento en que la mayoría de la gente piensa en la injusticia, es cuando le sucede a ellos”

Charles Bukowski

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