
31 DE MAYO DE 2022 | Filosofía de vida única |
POR: VÍCTOR MANUEL REYES FERRIZ
Hace algunos días recibí una de esas innumerables cadenas que rondan por las redes sociales, específicamente de mensajería instantánea como Whatsapp, en la mayoría de las ocasiones tengo que ser sincero que no les presto mucha atención por diferentes motivos siendo los principales por que es información falsa o porque son extremadamente extensos; empero, en esta ocasión lo leí solamente porque lo había enviado mi madre y me llevé una grata sorpresa.
Seguramente alguno de ustedes ya recibió dicho mensaje, se trata de la historia de un joven Tuareg que es entrevistado por Moussa Ag Assarid y que tituló “Tu tienes el reloj, yo tengo el tiempo”. La historia trata de un estudiante de Gestión de Negocios originario de Malí y que no sabe a ciencia cierta su edad, situación que me hizo demasiada bulla en la cabeza y tal vez fue lo que comenzó a engancharme; en resumidas cuentas, el texto nos abre una ventana para valorar lo que hacemos o dejamos de hacer en nuestras vidas, aquellas situaciones en las que orientamos nuestros esfuerzos que posiblemente no nos entreguen las mayores satisfacciones y cuando terminé de leer, me llamó tanto la atención que decidí investigar primero si esta forma de vida es cierta, no tanto la historia de los personajes, pero sobre todo conocer otra forma de valorar nuestras vidas y el resultado fue el siguiente.
Resulta que la historia es cierta, sin embargo, el dato no es que Moussa Ag Assarid realizó la entrevista, más bien el fue el entrevistado y esta persona existe y es un activista, escritor y periodista que de lo que pude encontrar ha publicado títulos como “En el desierto no hay atascos, un tuareg en la ciudad” precisamente donde relata esta historia en referencia, y otro más llamado “Los niños del desierto” en colaboración con Ibrahim, su hermano. Partiendo de este punto considero que lo más importante es ubicarnos en las tierras que son el albergue de esta comunidad, es una sociedad minoritaria que son conocidos también como los “hombres azules” derivado de un tinte que utilizan en sus turbantes, el índigo” y que con el roce permanente con la piel, la pigmenta, y es que aunque su creencia religiosa es musulmana por lo que sería un primer indicativo del uso de dicho accesorio, resulta que en realidad es para cubrirse de las inclemencias porque viven en el desierto cálido más grande del mundo, el Sahara.
Haré un paréntesis en este momento porque respecto a su fe, me pareció de lo más interesante la manera en que no solo Moussa sino la comunidad en general la profesan, y es que no practican a “rajatabla” el Islam, no es que todos los días al despertar comiencen con oraciones hasta culminar las cinco que deben realizarse durante el día, por otra parte la figura femenina tiene una relevancia importantísima tanto en el rubro jerárquico porque es un matriarcado, como en la protección de la familia, es decir, la mujer siempre, invariablemente determinará el asentamiento de sus “jaimas” y quienes son las encargadas de enseñar a los hijos a leer y escribir.
Ahora bien, retomemos desde el principio. Esta sociedad es nómada, asentada en pleno desierto del Sahara que se extiende por once países (Argelia, Chad, Egipto, Libia, Mali, Mauritania, Marruecos, Níger, Sudán, Túnez y la región no autónoma de Sahara Occidental); sin embargo, los asentamientos más importantes de esta cultura se encuentran en Argelia, Burkina Faso, Libia, Mali y Níger, siendo este último el más grande de ellos y que en suma, no alcanzan los 4 millones de habitantes, de los cuales, los hombres, se dedican principalmente al pastoreo y ordeña de ganado, la búsqueda de pozos de agua y a comerciar en mercados cercanos. Ahondando en el sector femenino, su principal actividad es montar la “Jaima” que son sus viviendas, compuestas por un armazón de madera y que cubren con diferentes telas, pieles de ganado y alfombras pero son lo suficientemente livianas para ser transportadas; en el interior de la tienda, organizan perfectamente el espacio para contar con una cocina y despensa, pero la organización de estas jaimas resulta muy interesante porque siempre se verá una de tamaño mucho más grande que las demás y esto es para que funcione como dormitorio común, otras más pequeñas como salones para el estudio y una más que se encuentre alejada para los momentos de intimidad que será utilizada por todo el grupo.
Al encontrarse en primer término totalmente aislados por estar asentados en pleno desierto, los “beneficios” de la tecnología por supuesto que no existen, por ello, tienen un alto grado de unión familiar, conocen a la perfección a los integrantes de su grupo, reconocen las destrezas de cada quien y le son encargadas tareas afines; los hijos son tan importantes como cualquier otro miembro del grupo adulto, les son heredadas las leyendas, historias y relatos de sus antepasados en su idioma original, que es el “Tamashek” y es escrito con el alfabeto “Tifinag”, de suerte tal que son muy pocos jóvenes quienes se desprenden del núcleo familiar y como lo indicó Moussa en dicha entrevista, el choque con las culturas occidentales es tremendo y es ahí, precisamente, cuando mucho de lo expresado tomó sentido, esa frase de “Tu tienes el reloj, yo tengo el tiempo” nos da una verdadera cachetada en cuanto al valor de las cosas, que para el, lo tiene muy claro, el sentir el viento, escuchar tu propio corazón que probablemente hace años no escuchamos gracias al bullicio de las ciudades, el admirar un amanecer que para nosotros indica una nueva jornada y para ellos, cesar el extremo frío, alimentarse de lo que producen y vivir una vida relajada, de paz y armonía.
Tal vez esta filosofía de vida es producto de los grandes cambios que ha sufrido su pueblo porque debido a las colonizaciones e intervenciones armadas, son producto de una mezcolanza étnica impresionante y ellos no se sienten parte de las sociedades argelinas, burkinabé, malienses o nigerinas ellos son refugiados políticos congregados en su propio territorio. Ellos se consideran “Amazigh” que significa libre y que engloba a todos los hombres del desierto y este concepto se encuentra tan arraigado que termina traduciéndose en respeto a la palabra, al pensamiento y a la acción poniendo por encima de todo el honor.
Espero que a pesar de que esta filosofía es contraria a como gira el mundo, podamos aplicar algo en nuestras vidas cotidianas, a reforzar esos valores familiares anteponiendo el honor y el respeto en todas y cada una de las acciones que realicemos pensando siempre en las generaciones venideras y con ello, intentar contrarrestar los horrores que vivimos actualmente.
DATO CULTURAL.
Un día como hoy en 1850, fallecía en la CDMX, México, el jurista y político Mariano Otero y Mestas, quien fue el principal promotor del Juicio de Amparo en la legislación mexicana y que vela por la protección constitucional de las garantías individuales de los ciudadanos; en 1911, en Veracruz, México, el ya expresidente José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, parte de suelo mexicano después de 6 meses de haberse iniciado el movimiento armado de la Revolución Mexicana con destino a Francia para su exilio a bordo del buque Ypiranga, pronunciando un discurso que a la letra dice: “Veracruzanos: Al abandonar este rincón querido del suelo mexicano, llevo la inmensa satisfacción de haber recibido hospitalidad en este noble pueblo y esto me satisface doblemente porque he sido su representante en el Congreso de la Unión. Al retirarme guardo este recuerdo en lo más íntimo de mi corazón y no se apartará de él mientras yo viva”; en 1970 y 2002, en México y Corea-Japón respectivamente, se inauguran las justas mundialistas, donde para el caso de México, los especialistas han determinado que es la mejor Copa Mundial de Futbol de la historia, y por cuanto corresponde a Corea-Japón, fue la primera edición que se realizó en el continente asiático.
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Me encantó la historia de vida, es difícil imaginar que en estos tiempos se pueda vivir y llevar una vida tan tranquila, sin tecnología que realmente es lo que influye para que exista tanta unión familiar y sobre todo que sea un matriarcado. Realmente un tema interesantisimo que nos permite darnos cuenta de que existen otros mundos fuera del nuestro. Excelente exposición como siempre. Felicidades
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