¡¿Qué las gringas no fueron inventadas por unas gringas?!

Por: Rodolfo Munguía Álvarez

¿A usted no le ha pasado, elocuente lector, basar mucho de lo que dice y recomienda: en dichos mexicanos? Pues permítame decirle que usted no es el único, y los dichos mexicanos han servido en la cultura popular de nuestro país para poder transmitir algún tipo de aprendizaje, buen deseo, consuelo, advertencia e incluso, para hacer reír a los demás con una frase que quite la tensión del momento ―ya sabe, muy a la mexicana―. Mi abuelo materno, don Armando Álvarez (sí, el del dicho: ¡A votre santé, monsieur!) solía utilizar en su día a día muchos dichos, y durante muchos años pensé que esos dichos provenían de la cultura popular mexicana, pero fue hasta 2008 cuando caí en cuenta que muchos de éstos, no venían de nuestra cultura popular, sino habían sido recogidos de otras y mexicanizados. He llegado a recibir videitos por redes sociales con explicaciones muy literales del origen de los dichos, tratando de “revelar”, por ejemplo, que el dicho: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”, surgió cuando una señora le acercó mucho una vela al santo que ella atormentaba con sus problemas y eso provocó que se encendieran sus pequeños ropajes y con ello el mantel, la cortina y al final toda su casa. Pero en realidad los dichos mexicanos no tienen como origen una situación concreta sino metafórica. Es más, muchos de ellos ni siquiera son mexicanos y si no me cree, basta con leer el libro titulado: “El conde Lucanor” (1335), escrito por un español cuyo nombre artístico fue Infante Juan Manuel; libro en donde reúne poco más de cincuenta cuentos y anécdotas narradas a un personaje de ficción conocido como conde Lucanor por su consejero Patronio, quien con gran habilidad metafórica finaliza cada historia con una frase que a la postre se ha vuelto un dicho. Le apuesto a que al leerlo en más de una ocasión usted se sorprenderá de saber que ese dicho no era mexicano si no español, y por ello este libro ha servido de inspiración a grandes escritores como Cervantes, Calderón de la Barca o Shakespeare. ¿Se acuerda de lo que le sucedió a un zorro con un cuervo que tenía un pedazo de queso en el pico? ¿O lo que le sucedió a un buen hombre con su hijo cuando acudieron a comprar algunos víveres al mercado y, por comenzar a escuchar lo que la gente decía de ellos, sobre quién montaba su mula, comenzaron a intercambiarse uno por otro, los dos o ninguno, hasta darse cuenta que nunca iban a poder satisfacer las críticas de la gente? Pues ese cuento finaliza con la siguiente moraleja: “no te fíes de lo dicho por la gente, y siempre que no sea malo, hacia tu provecho dirige siempre tu mente”. Y si me apuran, las deliciosas gringas no se llaman así porque “unas estadounidenses llegaron a pedir un taco al pastor, pero con queso y en tortilla de harina”; ni la pizza hawaiana obtuvo su nombre porque “un hawaiano pidió su pizza de jamón, con piña”.  Así que, dicho lo anterior, aprendamos de la filosofía popular comprendida en los dichos, que algunos de ellos provienen de El conde Lucanor, la “Biblia” o del “Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la mancha” escrito casi tres siglos después que El conde Lucanor. Lo importante es seguir preservando esta hermosa tradición de hablar con dichos. Finalmente, otras representaciones artísticas (sin juzgar su calidad) como el cine, el teatro, la televisión o el internet, nos siguen ofreciendo personajes que enriquecen nuestra vasta cultura popular con nuevos dichos, y ahí está el detalle ¿o no, chato? Platíqueme si a usted le gustan los dichos, cuál es su favorito y quién se los ha enseñado, en mi correo electrónico: lector.frecuente@gmail.com y lo invito a seguirme en Twitter como: @GloopDr, sobre todo, si le gusta escribir.

¡A votre santé, monsieur!

P.D. Si puede, le recomiendo la atinada introducción de Alejandro Ostoa, en El conde Lucanor, de la Colección Espiral de Babel, publicado en la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario.

Te invitamos a que califiques esta información.

2 comentarios en “¡¿Qué las gringas no fueron inventadas por unas gringas?!

  1. Y solo para aclarar, a las “gringas” le dicen así, porque en el norte de México se comen más las tortillas de harina que de maíz y estas son más populares en el sur de Estados Unidos, por el intercambio cultural entre las ciudades fronterizas. Cuando comenzaron a hacer quesadillas con tortillas de harina y les pusieron carne al pastor, la opción era ponerles: “tacos al pastor a la norteamericana” o “tacos al pastor a la gringa” y de ahí el nombre “gringa”.

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