Busque estas canciones en Spotify

Por: Rodolfo Munguía Álvarez

¿A usted no le ha pasado, imperfecto lector, olvidar agradecer por todo lo que tiene, a Dios, al universo, al sol o a la vida misma? Muchas veces nos centramos más en nuestros problemas y en nuestras carencias, que en todo lo que tenemos y damos por sentado. Dice la leyenda que cuando Napoleón Bonaparte quiso autonombrarse Emperador de Francia, el papa Pío VII no le reconocía esa jerarquía y estaba en contra de sus ambiciosas decisiones que afectaban a otros países y a la iglesia católica misma, y por ello Napoleón tuvo que amenazarlo con independizar la iglesia francesa de Roma ―sobresimplificando la amenaza, claro―, si no presidía su ceremonia oficial de coronación en Notre Dame. Finalmente, ya en la ceremonia de coronación, justo cuando el papa lo iba a coronar, Bonaparte se adelantó y se puso la corona el mismo, lo cual fue interpretado como un acto de soberbia, en donde Napoleón quiso dejar claro que ni el mismo papa era lo suficientemente superior como para ponerle la corona de emperador o simbolizar que con ese acto se convertía emperador por sus propios méritos, es decir, con sus propias manos. Cuenta la leyenda que al finalizar la ceremonia el papa Pío VII se le acercó a Napoleón tras bambalinas y le dijo: “eres un tragediante”. Pues así muchos de nosotros: nos hemos especializado en la tragedia y nos hemos vuelto tragediantes expertos. Sin embargo, la verdad es que si lo ve fríamente tendríamos muchas más razones para agradecer que para lamentarnos, pero, a mí me pasa también, a veces es más cómodo quejarse por lo que nos pasa. Encontramos placer en llorar, en lamernos nuestras heridas y en gritar a los cuatro vientos lo injusta que ha sido la vida con nosotros y todo lo que hubiéramos podido lograr si las condiciones que hubiéramos tenido fueran diferentes. Pero, la verdad es que muchas veces nosotros podemos estar en posición de hacer que las cosas sean diferentes o al menos de ver las situaciones de otra forma y yo creo que de ahí la valía que tienen muchas de las grandes personalidades que han pasado a la historia: Jesús de Nazaret, Mahoma, Gandhi, Madame Curie, Hedy Lamarr… y, si no me cree, échele un vistazo a sus inspiradoras biografías. Hay quienes han hecho de la tragedia un negocio (ahí tienen a Paquita la del Barrio), pero son pocos los que han logrado que les paguen por ir a escuchar sus quejas. Cuando yo era estudiante viajaba mucho en autobuses. La mayoría de las veces se subían estudiantes o cantantes guitarra en mano para deleitarnos con canciones de Napoleón, Yoshio, Pimpinela o peor aún, Lupita D’Alessio. Mucha gente los ignoraba de distintas formas, o bien se hacían los dormidos, se volteaban hacia la calle o cerraban los ojos, con audífonos puestos, cuando pasaban pidiendo una cooperación voluntaria. Pero un día todo cambió, entró un señor gordito de sombrero, bastante fodongo, con voz rasposa y guitarra vieja en mano comenzó a interpretar la canción: “El camisa de juera” ―o Pancho Rivera―; yo jamás la había escuchado, pero me hizo mucha gracia porque prácticamente se estaba describiendo a él mismo, y al parecer no fui al único, porque la gente se empezó a reír. Después, siguió con la versión no autorizada y bastante más roja de “El Charro Ponciano” y ahí sí el público se le entregó por completo, incluso, seguramente a muchos hasta se les pasó su destino, pero veníamos embobados con su gracia y como resultado: prácticamente todos le dimos algo de dinero. La gente agradeció al que nos hizo reír y pasar un rato agradable, más que a los tragediantes urbanos de siempre, prófugos de La Academia. La decisión está en nosotros: tragedia o comedia. Si es lo primero, tiene que hacerlo tan bien, que la gente pague por escucharlo, y si no, hágase un favor y aprenda a contar la versión cómica de sus desavenencias. Si tiene algo que contarme sobre esto, le invito a escribirme con Apertura Intelectual a lector.frecuente@gmail.com; y también le invito a seguirme en Twitter como @GloopDr, sobre todo, si le gusta escribir.

¡A votre santé, monsieur!

Te invitamos a que califiques esta información.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.