
POR: THELMA MORALES GARCÍA
El espacio cultural ha sido desde hace más de dos décadas vocación de vida, cuando me preguntan qué es lo que más me ha dejado esta trayectoria, siempre respondo que el capital humano; son muchas las personas a las que he tenido la fortuna de conocer y que me han regalado parte de su tiempo y amistad por años.
Una de ellas sin duda, ha sido Guadalupe Rivera; a quien conocí gracias a que me pidieron la visitara en su casa en la colonia Guadalupe Inn en la ciudad de México, pues se realizaría un homenaje a su padre Diego Rivera en el Festival de las Almas en Valle de Bravo en el año 2002. A mi llegada me encontré en la sala la Doctora Rivera, platicando animadamente con el maestro Rafael Pastelín, quien es representante de pintores y se dedicaba entonces a realizar instalaciones artísticas.
Mi encomienda era hablar con ella para colocar una ofrenda de Día de Muertos en homenaje a Diego Rivera en el museo Joaquín Arcadio Pagaza de Valle de Bravo, para ello, doña Guadalupe propuso prestar un autorretrato de su padre, ese mismo día me lo mostró y me hizo algunas recomendaciones sobre la comida que le gustaba en vida y que debía colocarse en dicha ofrenda. También acordamos que yo personalmente iría por ella en la fecha propuesta y nos daría una conferencia sobre la vida y obra de Diego Rivera.
Recuerdo que era viernes y la inauguración de la ofrenda sería al día siguiente; la llevé a su hotel y estando ahí me dijo que se quedaría en casa de una gran amiga en Avándaro, me pidió que el chofer la fuera a dejar a donde le iba indicar y que al siguiente día fuera por ella, no le pregunté nada más.
Cabe aclarar que días previos al Festival los hoteles estaban repletos, sin embargo yo contaba con hospedaje, pero mi amiga Janine Lannelongue, pintora de origen polaco, me había pedido que me quedara en su casa, que así tendríamos oportunidad de platicar.
Recuerdo que le hablé a mi amiga Janinne para decirle que ya estaba libre y que nos veríamos en su casa para cenar y me comentó: “hace unos momentos me habló una gran amiga que hace años no veo y la he invitado también a que se quede en mi casa, espero que no tengas inconveniente”, por supuesto que le respondí que al contrario si así lo consideraba podía quedarme en el hotel; me dijo que no, que quería presentármela y seguramente le iba a caer muy bien.
Cuando llegué estaban en la sala platicando y cuál fue mi sorpresa que la gran amiga de Janinne era Guadalupe Rivera, la doctora también se sorprendió y me dijo estábamos hablando de usted precisamente y qué pequeño es el mundo, tenemos una amiga en común. Recuerdo esa cena como uno de los momentos más alegres de mi vida. Desde entonces y hasta 2017 tuve el privilegio de continuar mi amistad con Guadalupe Rivera, hicimos varios viajes juntas a Malinalco, también venía muy seguido a la Feria del Alfeñique en Toluca, comíamos en las Ramblas dentro de los Portales o en el Amaranta. Dictó múltiples conferencias en la ciudad Toluca y Metepec sobre su padre, siempre le acompañé.
Fueron muchas las historias de su vida que compartió conmigo, algunas desgarradoras como la relación que sostuvo desde niña con sus padres, otras llenas de alegría y éxito por su trayectoria profesional y política. Admirable mujer para quienes tuvimos la fortuna de estar cerca de ella.
La última vez que nos vimos fue en su casa en la ciudad de México, comimos y conversamos sobre literatura, un tema que le apasionaba. Meses después su hijo Juan Pablo, la llevó a Cuernavaca y ya no me fue posible volver hablar con ella. El pasado 15 de enero de 2023 falleció a los 98 años. Gracias querida Doctora Guadalupe o Lupe como le gustaba que le llamaran, por brindarme su cariño y amistad durante estos años.
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Interesante relato Thelma, gracias por compartir tu experiencia con esta mujer
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