Por: Luis Roberto Peralta Hernández
Con el paso del tiempo las transacciones bancarias y el control sobre ellas, ha llegado a tal accesibilidad que en la actualidad la mayoría de las personas tiene desde sus teléfonos inteligentes el acceso a sus cuentas, sin embargo, ese ha sido también, un campo fértil para que las personas que se dedican a los fraudes y a la utilización delictiva de las nuevas tecnologías tengan la oportunidad de que, en cuestión de minutos, se pueda vaciar una cuenta que ha sido el producto del trabajo de toda la vida o realizar comprar con tarjetas de crédito, dejando deudas que afectan la economía familiar.
Anteriormente se podía pensar que tener una cuenta en el Banco de su preferencia podría ser la mejor manera para tener el dinero “seguro”, para poder realizar transacciones sobre todo de montos importantes, era necesario que se acudiera directamente a la sucursal para que los empleados bancarios tuvieran la certeza de la titularidad de cuenta, así también, para poder realizar compras con tarjeta de crédito, se requería la presentación del llamado plástico y la firma autógrafa del titular de la cuenta para que quien cobraba incluso pudiera constatar la validez de la misma.
La falsificación tanto de los cheques así como los fraudes de manera general a las cuentas bancarias ha estado presente quizás desde el origen del Bancos y los títulos de crédito, convirtiéndose en una tentación para los delincuentes sin embargo, la accesibilidad que ofrecen las nuevas tecnologías han permitido, sobre todo con posterior a la reclusión obligatoria mientras estuvo más complicada la situación por COVID, que las compras en línea y las transferencias electrónicas se convirtieran en una práctica común.
Es por ello, que considero necesario estimado lector, que en primer término reconozcamos la importancia de no compartir datos personales con cualquier persona además, ser realmente responsables de leer los términos y condiciones de todas y cada una de las páginas en las que nos solicitan compartir información personal y el trato que como políticas de privacidad manejan a quienes nos vemos en la necesidad de compartírsela.
Considero que muchos de nosotros hemos recibido de manera constante llamadas de quienes se ostentan como centros de atención a clientes en que nos ofrecen una tarjeta, algún servicio, una promoción, nos informan que hemos sido acreedores a un premio o bien, nos llegan correos electrónicos que nos solicitan descargar un programa, un cargo o un cobro de algún producto o servicio que no hemos realizado para confirmarlo o declinarlo. El primer cuestionamiento que deberíamos hacernos es: de donde obtuvieron la información aquellos quienes nos llaman, ya que en muchos casos las bases de datos son adquiridos por parte de empresas al comprarlos o intercambiarlos con otras de manera irregular, ilícita y que pone en juego la seguridad en muchos ámbitos de nuestra vida.
En la actualidad, se han desarrollado diversos conceptos a través de los cuales se han denominado estas situaciones fraudulentas entre ellas encontraremos:
Phishing: Esta forma de fraude hace referencia a las ocasiones en que se reciben correos electrónicos cuya procedencia aparenta ser de una institución financiera o algún emisor certificado como una compañía de servicios (CFE, empresas telefónicas, internet, entre otras) buscando robar información confidencial. Regularmente éste tipo de mensajes vienen acompañados de alguna liga o vínculo que solicitan pinchar para re direccionar y así tener acceso a los dispositivos de los usuarios pudiendo infectarlos de virus o utilizar programas que permitan conocer las contraseñas empleadas.
Smishing: Esta modalidad es utilizada actualmente de manera masiva en nuestro país. Este consiste en que nuestros dispositivos celulares reciben un mensaje de texto haciendo pasar por una institución bancaria en la que generalmente hacer referencia a que se realizó una transacción y solicitan responder al mensaje para confirmar o negar el cargo. En el momento en que el usuario hace contacto con quien emite el mensaje lo contactan para “ayudarle a evitar ese cargo” para lo cual piden información de números confidenciales, entre otros, que permiten que el delincuente tenga acceso a lo necesario para cometer el ilícito.
Vishing: Derivado de la conjunción de phishing y voice, consiste en aquellos casos en los cuales el atacante realiza una llamada haciéndose pasar por empleado de alguna compañía o institución bancaria del mismo modo refiriendo un cargo o un movimiento inusual, la víctima al escuchar que se están comunicando de un lugar “seguro” comparte información como números secretos, claves confidenciales o información privada como número de seguridad social, dirección, fecha de nacimiento entre otros que le permitirán en algunos casos, suplantar su personalidad ante las verdaderas instituciones financieras o bien, posteriormente llamar dando los datos que la propia víctima ya le había compartido para generar confianza.
Pharming: Es una forma de estafa a través de la cual se busca instalar en los equipos de cómputo o servidores códigos una vez que han sido redirigidos a páginas web muy similares a las auténticas buscando conocer números de tarjetas y contraseñas.
Como podemos apreciar, la especialización de los delincuentes en materia de fraudes electrónicos cada vez están más a la vanguardia y el riesgo de caer en estafas es más simple; sin embargo los especialistas nos ofrecen entre otros los siguientes consejos:
1° Para el caso de recibir algún correo electrónico verificar el destinatario y no dar click en enlaces que contenga, es mejor escribir de manera directa en el buscador la página de la empresa para conocer la supuesta oferta o la veracidad de la información.
2° Ya sea por mensaje de texto o por correo, los delincuentes buscarán tener mucha similitud con las cuentas oficiales, sin embargo, suele haber datos específicos que no pueden suplantar como por ejemplo: la dirección de la página puede llegar a tener caracteres adicionales, letras o símbolos que no corresponden con las páginas oficiales, por lo que es muy importante estar atentos a esas sutiles diferencias. Pasa lo mismo con los números de los que se puede recibir el mensaje ya que regularmente contiene el nombre con caracteres inusuales.
3° En caso de llamada en que se notifique acerca de un hipotético cargo no reconocido mencionar que se acudirá a sucursal o que habremos de comunicarnos al centro de atención a clientes de la institución para verificarlo personalmente. Rara vez es el banco quien realiza la llamada a un usuario para solicitar información confidencial.
4° Si se realiza una compra en línea verificar que la página a la que se accede es segura, ya sea por referencias de usuarios o que tengan políticas de seguridad comprobables, en la mayoría de los casos las páginas seguras tienen dirección https:// o un candado pequeño dentro de la ella.
5° No caer en pánico, reflexionar sobre lo que se nos está informando y no dar ninguna información hasta buscar corroborarlo con algún medio, ya que las nuevas modalidades de fraude, buscan ingresar mediante las aplicaciones de los teléfonos inteligentes, una vez adentro, cambiar contraseñas de tal manera que el usuario estafado no pueda entrar y mientras los delincuentes disponen del efectivo y realizan compras con los créditos.
En nuestro país se encuentra regulada por la ley la existencia de un organismo denominado Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (CONDUSEF) quien ha implementado un portal de fraudes financieros en el que además de interesante información con respecto a este tema incorpora la posibilidad de consultar el número telefónico, página de internet o correo electrónico del que le han estado tratando de contactar y verificar si es que éste cuenta con reportes de fraude o bien cada uno de nosotros podemos aportar la información necesaria para apoyar a más gente reportando algún incidente.
Si una persona desafortunadamente cae en éste tipo de fraude, es importante acudir a la institución bancaria o comunicarse a los números oficiales para levantar a la brevedad el procedimiento que cada institución reconoce como puede ser un cargo no reconocido o bien una reclamación además de bloquear las tarjetas con que el usuario cuenta.
“Hay tres cosas en el mundo que merecen ninguna compasión: la hipocresía, el fraude y la tiranía.”
Frederick William Robertson
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