
POR: THELMA MORALES GARCÍA
Mujeres como Leona Vicario, han sido ejemplo por generaciones; luchó por sus ideales y por tener una patria libre, donde las mujeres ejercieran sus derechos, sin pensar en que más tarde se le otorgaran preseas, sus causas eran apoyar a los insurgentes que luchaban contra el despotismo de la corona española.
Nacida en la capital del virreinato en el seno de una familia acomodada, su madre Camila Fernández de San Salvador y Montiel, era descendiente de la nobleza acolhua, la abuela de Leona era descendiente de Fernando Ixtlilxóchitl, último rey de Texcoco. De acuerdo a las investigaciones realizadas por Anne Staples: “pertenecer a esta ilustre estirpe pudo haber influido en Leona para rechazar el dominio español de la Nueva España. La nobleza indígena se había incorporado a la élite novohispana; se tuvo mucha honra de pertenecer de una o de otra, aunque de hecho la familia materna de Leona era mestiza.”
Fue toda su vida, una lucha constante por defender sus convicciones, siempre basadas en el interés y amor por su país, sin importarle los riesgos o el precio que tuviera que pagar, como lo mostró al enfrentar los encierros y el poder imperial.
Hoy las mujeres mexicanas luchamos puntualmente y apoyamos otras causas, aunque con comunes y cortos servicios, como es mi caso, porque amamos a México y deseamos que tenga un futuro mucho mejor.
En 2020, me encontraba en casa, derivado de la segunda ola de la Covid, siendo que aún no había vacunas, ante el miedo y la tristeza, con enorme alegría recibí la llamada de mi amiga Sandra Tourlay, admirada actriz y promotora cultural, quien me anunciaba sobre el reconocimiento que otorgaba el Colectivo Nacional de Sororidad Leona Vicario, por la labor en pro de la cultura de mi entidad y del cual me había hecho acreedora junto con otras mujeres de los estados de Oaxaca, Tabasco, Tamaulipas, Puebla, Zacatecas, Michoacán, Estado de México, Hidalgo, Querétaro, Ciudad de México, Colima y Veracruz; así como de Cuba, Perú y Venezuela.
La fundadora y Coordinadora Nacional, Marycarmen Aguilar Franco recordaba en su discurso el día de la premiación, que se había nombrado el 2020 año de Leona Vicario Benemérita Madre de la Patria, y con ello este reconocimiento a quienes por sus lecciones de trabajo y entrega, eran ejemplo a seguir. Mujeres que dedican las mejores horas del día, los mejores días del año y los mejores años de su vida, a hacer lo que nadie nos ha pedido, sin buscar como motivación: el reconocimiento, lo hacemos por la satisfacción de servir “Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido”. En mi mente siempre están presentes las frases: «Tienes que hacer algo», «No puedes quedarte con los brazos cruzados», «Si tú no empiezas, nadie comenzará». El ejemplo de Leona Vicario sigue presente en cada lucha ganada por las mujeres de estos tiempos.
Comparto un fragmento del soneto de mi amigo el poeta guatemalteco-mexicano Otto-Raúl González, quien tanto admiraba a Leona Vicario: “Hay que agitar las aguas del estuario / y ver que surja la dorada espuma; / hay que rasgar la seda de la bruma / que empaña la altivez del campanario; / Detener el reloj y el calendario / para que estrenes pedestal de pluma, / de flor y canto y todo lo que suma / tu perfil nacional, Leona Vicario.”
Espero sus comentarios en el correo lamyfriend@aperturaintelectual.com
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