Por: Susana Dumit Garciarreal
Vivimos un estrés constante que normalizamos síntomas como brincos en un ojo, dolor de espalda, dolor de cabeza, cansancio; no le damos importancia hasta que tu cuerpo empieza a enfermarse llevándote a un estado de depresión o ansiedad, como es mi caso.
No recuerdo bien cuando comenzó, porque según yo no conocía la depresión, pero empezaron a aumentar los síntomas de ansiedad, una mañana comencé con hormigueo en la mitad de la lengua y del labio, hasta ese momento comencé a poner más atención, pero en mi mente venían pensamientos fatalistas sobre mi salud combinado con vértigo, hormigueo en manos, sudoración fría, falta de aire y el corazón acelerado.
Me daba más ansiedad de sentir ansiedad, y tenía miedo de comenzar tratamiento psiquiátrico por el tabú de tomar medicamentos y pensar en que me hiciera adicta a las sustancias. Pero cuando haces conciencia sobre la importancia de tu salud mental todo lo vale, así que comencé tratamiento integral, medicamento y terapia.
Por días son una combinación de sentimientos y emociones, pero si no te ayudas tu, empezando por aceptar tu enfermedad y accionando para mejorar desde adentro, no solo quitando síntomas, tener la humildad y apertura mental de recibir ayuda, entender que es un proceso de sanación, de tenerte mucha paciencia, pero de mucha voluntad.
Por eso no dejes de voltearte a ver, de darte mantenimiento, de crear, de emprender, de ver a tus amigas… ese es mi consejo.
“Recuerda que algunas veces los milagros, son personas”
Si deseas compartirme tus experiencias o tienes alguna pregunta escríbeme al correo susanadg@aperturaintelectual.com y con gusto te responderé.
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Tal cual. Otras veces es Dios. Y nunca viene de más, cuando todo falla, hablar con un sicólogo. Hay que barrer tabúes. Lo importante es SANAR
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