
POR: THELMA MORALES GARCÍA
En el libro “La educación de los antiguos nahuas” de Alfredo López Austin, nos refiere el autor que en los códices que estudió, encontró imágenes que muestran el tipo de educación que llevaban los antiguos mexicanos, incluso los castigos que se les proferían y que aparecen en el Códice Mendocino.
También hay datos acerca de la forma en que los méritos escolares y militares (ligados éstos también al templo-escuela), eran la base del ascenso en la escala de una sociedad altamente jerarquizada. El comportamiento del joven en la escuela y en el campo de batalla influían en su ubicación en la escala social, sin desconocer cuál era su origen. Noble o plebeyo y el fundamento de su posición, de sus derechos, funciones y obligaciones. El templo-escuela se convertía así, en uno de los ejes de la conformación de cuadros dirigentes.
Las fuentes enfatizan la existencia del Telpochcalli (que quiere decir “casa de mancebos” o “de muchachos”) y del Calmécac, ambos templos respectivamente dedicados a los dioses Tezcatlipoca y Quetzalcóatl. No fueron los únicos, aunque sí los más comunes; por ejemplo existían escuelas de canto y baile llamadas Cuicacalli que quiere decir “casa de canto”. Y aunque no tenemos edificios que se conserven hasta nuestros días, si tenemos algunas pinturas murales, con glifos o signos donde se representa el canto a través de volutas o vírgulas floridas.
La poesía, el canto y la danza eran consideradas ciencias oficiales para los antiguos mexicanos y por ello su enseñanza estaba regida por esta institución organizada rigurosamente conocida como Cuicacalli, de hecho se menciona en el Códice Florentino que los nahuas que se preparaban en el Calmécac, estudiaban los cantos divinos con la mención de que “seguían los cantos en sus libros”, también existe otro testimonio donde se refieren al cuicámatl “papeles de cantos”, por ello sabemos que eran registrados en los códices o libros.
A la Casa de Canto ingresaban los niños a la edad de 12 años, a quienes poetas de renombre, músicos y danzantes distinguidos, eran los responsables de prepararlos y organizar el Cuicacalli, y era el rey quien les pagaba directamente y estaba al pendiente del buen funcionamiento de las casas de canto. Los profesores tenían diversas funciones como el de componer las obras, hacer arreglos musicales e integrar los coros y la coreografía.
Aunque según no existía una rígida división entre plebeyos destinados al Telpochcalli y los nobles al Calmécac, la distribución de la población en ambas escuelas puede ser considerada una de las bases de la distribución de funciones sociales que privilegiaba a los nobles.
Cabe señalar que según los estudiosos, la función del Cuicacalli era más que una escuela de enseñanza artística, lo mismo que el Calmécac, ambas tenían el objetivo de transmitir y elaborar la lengua culta, pues utilizaban versos que exaltaban a sus dioses, así como los cantos para celebrar y describir las guerras.
Quise recordar lo que eran estos espacios dedicados a transmitir lo mejor del ser humano, a través de la preparación artística, porque en la actualidad se cuenta con un edificio que alberga el Conservatorio de Música del Estado de México y donde también la Compañía de Danza del Estado de México cuenta con un espacio. Dicho edificio se ubica en el Centro Cultural Mexiquense y sin duda es una excelente oportunidad para acercar a los jóvenes a estudiar música y danza clásica.
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Telma, muy interesante el tema. Creo al igual que tú que es una excelente opción acercar a los niños a la música en cualquier rama, baile, canto, instrumento musical para alejarlos un poco de la tecnología que los tiene cautivos
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