POR: THELMA MORALES GARCÍA
El 28 de agosto desde el año de 1998, se instituyó en nuestro país el Día del Anciano, cuyo título fue cambiado después a Día Nacional de las personas Adultas Mayores, como una manera de reconocer a todas las personas mayores de 65 años a quienes se les considera que alcanzaron su máximo grado de desarrollo en la adultez y su organismo comienza a deteriorarse, como la dificultad de desplazarse. El término “Anciano” se describe como “Dicho de una persona de mucha edad”, dicha palabra comparte significado con la vejez, edad senil o viejo y todas estas palabras representan la decadencia física.
Me parece correcto hablar de Tesoro Nacional Vivo, porque sin duda nuestras personas mayores contienen la sabiduría que han adquirido con la edad, por ello la UNESCO define como Tesoro Humano Vivo a la persona que posee un alto grado de conocimiento y las habilidades requeridas para actuar o recrear elementos concretos del Patrimonio Cultural Inmaterial. Este título u otros similares son otorgados por el gobierno de un país a una persona que sea considerada como tesoro nacional mientras todavía está viva.
Japón es el mejor ejemplo que podemos citar para hablar de sus personas mayores a quienes considera como Tesoros humanos vivos (término que tiene su origen desde mediados del siglo XX). Esta denominación fue complementaria a la que nombraba a edificios o lugares de gran valor cultural e histórico como tesoros nacionales. Los tesoros humanos vivos se convirtieron por lo tanto en elegibles para la protección especial y el apoyo del gobierno. Algunas de las artesanías antiguas que fueron protegidas son: alfarería, música, papel hecho a mano, muñecas y las espadas tradicionales, pero se han ampliado para incluir también la danza, cocina y el canto.
Todo ello me hizo recordar que el Instituto Mexiquense de Cultura tuvo una colección que creó el maestro Guillermo Fernández y a la cual tituló “La canción de la tierra” y se publicaron obras poco conocidas o difíciles de conseguir, por ejemplo: el cuento “El Anciano” del libro “Todos los cuentos” de Italo Svevo escritor italiano cuyo tema central se refiere a la vejez como una “enfermedad” y donde analiza las relaciones entre viejos y jóvenes.
El cuento comienza con el regreso de un viaje del protagonista y su esposa, cuando su auto es detenido por un vigilante y en ese momento el anciano mira pasar a una hermosa joven, quien le sonríe y le hace recordar a una antigua enamorada, es ahí cuando empieza a reflexionar sobre el tiempo pasado, porque no atina en encontrar detalles y se da cuenta que tiene que hacer un gran esfuerzo de memoria para recordar el nombre de la amiga de la juventud, diciendo “Todo se desplaza un poco cada día, lo que es mucho en un año, en setenta es muchísimo” el recuerdo de ese enamoramiento lo rejuvenece por un instante, pero al volver a la realidad se da cuenta de la verdad cuando dice: “Se me olvida lo viejo que soy”. Y con cierta tristeza asevera que “Viejos están aquellos que no vi envejecer, asimismo los que se mantuvieron lejos, sin que nadie volviera a saber de ellos”.
El protagonista también se da cuenta que si hubiera escrito todos los detalles de lo sucedido en su juventud hoy podría recordarlos con mayor exactitud “… en el recuerdo, algún año parece todo soleado, como un verano, y algún otro invadido por el frío. Frío y carente de luz es el año en que no se recuerda nada en su verdadero lugar: trescientos sesenta y cinco días de veinticuatro horas cada uno, muertos, desaparecidos. Una verdadera hecatombe.” Por lo tanto decide, que desde ese momento escribirá todo en papeles para cristalizar el tiempo: “…puedo encontrarlo de nuevo con sólo ver la página necesaria. Como en un horario de trenes”.
Asimismo reflexiona sobre las cosas simples y cotidianas que hacemos todos los días y que nunca nos detenemos a analizarlas y sentir cuán necesarias son, solo cuando llegan a faltarnos se vuelven indispensables e importantes para nuestra propia vida: “La vida misma está diluida y ofuscada por demasiadas cosas, que nunca se mencionan en su descripción. No se habla ahí de la respiración hasta que ésta se vuelve jadeo; tampoco habla de las vacaciones, de las comidas y del sueño, hasta que todo esto llega a faltar por un periodo trágico.”
También en este cuento encontramos reflexiones sobre el tiempo mismo, donde el protagonista del cuento dice lo siguiente: “Puede ser que el tiempo no exista, cosa que aseguran los filósofos, pero existen los recipientes que lo contienen, y están casi perfectamente cerradas. Solo derraman algunas gotas, de uno a otro”. Me parece que estos recipientes son nuestra memoria, donde depositamos los recuerdos vividos, algunos caen como gotas, los cuales pueden ser dulces o amargos.
En el cuento también encontramos algunas preguntas sobre el pasado, presente y futuro. ¿Cómo podemos determinar que las experiencias son cosa del pasado? El autor parece respondernos con la siguiente aseveración “Cuando nuestra memoria ha sabido quitar de los acontecimientos todo lo que podía provocar sorpresa, espanto y desorden, puede decirse que ellos ya pertenecen al pasado”.
Considero que este cuento de Svevo es de un gran aprendizaje, pues en él se manifiesta la propia experiencia vivida por él, momentos de sabiduría plasmados en este pequeño cuento. Lo que finalmente nos deja, es la posibilidad de que nosotros escribamos en páginas esos recuerdos, aunque corramos el riesgo de idealizar nuestra vida al relatarla, pero bien vale la pena escribirla.
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Apertura Intelectual 
Interesante tema del anciano a los 65 años Thelma, quizás sí llega uno al máximo grado de desarrollo en la adultez y empieza nuestra decadencia pero realmente me pregunto, cuál es la edad correcta para llamarle a una persona anciana?? Tengo 72 años y no me considero anciana pues soy totalmente activa, independiente y autosuficiente. Lo que si me gustó mucho fue el termino «TESORO NACIONAL VIVO» es muy enriquecedor escuchar los relatos de una persona mayor.
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