Gula, pecado capital y ¿el desperdicio de alimentos? ¿Qué debería ser?

07 DE MAYO DE 2024 Gula, pecado capital y ¿el desperdicio de alimentos? ¿Qué debería ser?

POR: VÍCTOR MANUEL REYES FERRIZ

Para aquellas personas cercanas a las “instituciones” religiosas, uno de los pecados capitales es la gula, lo que significa comer en exceso y este término nos podría remitir de manera casi en automático a diferentes épocas de la historia, incluso la actual, empero, vayámonos a los grandes festines que se organizaban en la Roma antigua o bien en los grandes palacios europeos donde la comida y la bebida corría como si no hubiera mañana a pesar de que fuera de las paredes de aquellos recintos existieran muchas personas rogando por un simple pan que llevarse a la boca y por no pertenecer a ese círculo de invitados, era imposible sentarse a la mesa.

Esta circunstancia no es algo que hayamos superado y aunque han pasado miles de años, continuamos con esta actitud de derroche singular que genera una enorme cantidad de alimentos que terminan en la basura y en el mejor de los casos son aprovechados por parte de instituciones que dedican sus esfuerzos a recolectarlos y redistribuirlos entre la población menos favorecida; sin embargo, la solución no es ésta, lo que realmente necesitamos es generar una cultura del no desperdicio.

Las cifras son escalofriantes y a nivel mundial se tiene registrado según datos de la United Nations Environment Programme (Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente – UNEP)  en el año 2022 fueron 1,050 millones de toneladas de desperdicios alimentarios lo que equivaldría a 132 kilos por habitante del mundo y representa la quinta parte de los alimentos disponibles para el consumo humano; en otras palabras cada habitante de este planeta no solo consumió lo necesario sino que durante un año desperdició esos ciento treinta y dos kilos de alimento, OJO esto es un supuesto porque sabemos perfectamente que, desafortunadamente existen cerca de 783 millones de personas que no tienen la posibilidad siquiera de contar con un alimento al día y esta cifra es el equivalente al 9.78% de la población mundial.

Dentro de este estudio, la región con mayor índice de desperdicio de alimentos es América Latina y el Caribe, irónicamente podemos tildar a estas zonas como unas de las más pobres pero que cuentan con mejores condiciones climáticas para la producción de alimentos, por ello, aquí podríamos aplicar el dicho aquel de “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido” porque tal vez y solo tal vez, somos una sociedad que no nos preocupamos por no desperdiciar alimentos debido a que no nos hace falta o bien, es tal la facilidad para conseguir alimentos que la propia naturaleza nos entrega que lo vemos como algo reemplazable y si ese fuera el caso, el problema es aún más complejo que el simple hecho de “crear consciencia” porque es un hábito implementado por generaciones y porque desafortunadamente faltará mucho tiempo para que las tierras dejen de ser fértiles y comencemos a extrañar ciertos productos.

La manera en que se calcula (recordemos que son aproximados) es un tema complejo comenzando porque existe intervención de los propios gobiernos de cada país, pasando por las propias empresas productoras, transformadoras o de distribución y culminando con el sector que oferta los productos al consumidor final, de tal suerte que nos encontramos en una encrucijada ya que ninguno querrá decir la verdad para no ser en quienes recaiga la responsabilidad; empero por otro lado, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dentro de la cadena alimentaria, uno de los rubros con mayor desperdicio es el inicial, es decir, la producción, de la cual, se desperdicia entre el 40 y 50% de las frutas, raíces y semillas; alrededor del 35% de los pescados, 30% de los cereales y 20% de carne y lácteos, estos datos son globalizados para la región de AL y Caribe pero de manera un poco específica encontramos que en la región andina el mayor desperdicio se presenta en la papa con un 40%, en Haití se va directamente a los vegetales con un 35% y en Ecuador supera el 20% en la pérdida de plátanos y lo que todos tienen en común es que la causa es la falta del equipo necesario para conservar la cadena de frío y una mala práctica de embalaje de los productos.

Por su parte, durante el año 2022, según datos de Statista, el país de ésta región con mayor desperdicio per cápita fue República Dominicana con 106 kilos y seguido de México donde se desperdician 105 kilos por persona y que representa, según lo citado en entrevista realizada por EmpreFinanzas a la gerente nacional de alianzas estratégicas de la Red de Banco de Alimentos de México, Gabriela Rosato, quien externó su preocupación al asegurar que el incremento en el desecho de comestibles pasó de 24 toneladas en el 2021 a 30 toneladas para el 2023 y hace referencia al programa “Pacto por la comida” donde invitan a empresas a sumarse para cumplir su objetivo que es que para el año 2031 (10 años de haberse instaurado) poder reducir la pérdida – desperdicio en nuestro país.

Finalmente, el desperdicio de comida no solo podríamos nombrarlo como un acto de vanidad, soberbia e involución, sino que es un factor bastante sensible en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero al contribuir de manera negativa en al menos el 8% y para ponerlo en alguna comparación un poco tangible, tan sólo en Estados Unidos al año, las emisiones provocadas por el desperdicio de alimentos son equivalentes a lo emitido por 43 millones de automóviles, así que hacer consciencia sobre nuestro consumo de alimentos, nos llevará no solo a contribuir con que se produzca menos y evitemos la propagación de granjas sino que nos comprometamos con nuestro medio ambiente y dejemos de hacer pedazos nuestra única casa.

DATO CULTURAL.

Un día como hoy en 1348 en Praga, Bohemia (actual República Checa), se funda la Univerzita Karlova (Universidad Carolina) siendo la casa de estudios más antigua y una de las más reconocidas en Europa; en 1664 en Versalles, Francia, el entonces rey Luis XIV conocido como “Rey Sol”, inauguró el Palacio de Versalles; en 1965 en una habitación de hotel de la Florida, Estados Unidos, Keith Richards lograba grabar el riff inicial de lo que se convertiría en un súper éxito de la legendaria banda británica The Rolling Stones, la canción, “(I can’t get no) Satisfaction)”.

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